Dos semanas después, pues me habían dado una suspensión de 15 días en el trabajo, no supe cómo podía responder por la situación que me aquejaba desde hace ya buen tiempo, por qué había mentido tanto y por qué me sentía tan inseguro y frustrado. Me sentía tan frustrado respecto a lo que había pasado con Javier, tenía tanta ira que sentía que me echaba la culpa de no haberlo podido evitar, pero al final siempre volvía a la culpa original que sentía: lo que sucedió con ella fue mi culpa y sentir tanto enojo tarde o temprano se iba a visualizar en la oficina; lo que llevó a mis compañeros a notarlo obviamente y sobre todo mi mejor amigo a pesar de que no estuvo presente ese día. Yo la verdad a veces me pregunto qué habrá pasado por mi cabeza para hacerle eso al pobre muchacho, en todas las semanas que siguieron llevaba tanto tiempo preguntándome qué es lo que pasaba conmigo...
Las respuestas apenas estaban saliendo a flote para mí por las constantes conversaciones con la jefa de recursos humanos; una exigencia por parte de la empresa por el "exabrupto" que tuve. Recuerdo en especial una conversación que tuve con ella...
- Hola, Diego. –me dice Carla con una sonrisa lo más formal posible que debe tener como jefa de R.R.H.H.
- Hola, Srta. Horney. Estoy aquí por la conversación semanal.
- Bien. ¿Y cómo te ha ido esta semana? –pregunta al mismo tiempo que pone sus brazos en su escritorio para formar un puño con ambas manos. Su sonrisa aún sigue mientras lo hace.
- Nada fuera de lo común. El trabajo no es algo que me provoque mucho estrés en realidad. Aparte siempre me ha gustado ser contador.
- Qué bien, Diego. ¿Y cómo te va con tus compañeros de trabajo?
- Pues la verdad todo está normal. Sigo hablando con mis compañeros de área y algunos amigos de otras áreas como Fred.
- Eso es maravilloso. ¿Tú... has hablado con alguno de ellos sobre tu situación actual? –pregunta mientras coloca el lado superior de su bolígrafo en el lado derecho de sus labios. La sonrisa no cede.
- Pues... en realidad he optado por evitar todas las conversaciones sobre ese tema. Cada vez que alguien me pregunta sobre eso les suelo dar esa respuesta y si estoy acompañado la otra persona es quien les dice lo mismo.
- Comprendo. ¿Has tenido algún otro incidente con alguien aparte del trabajo?
- No. –le respondo mirándola a los ojos.
- Ya veo. ¿Qué hay de Javier?
- ¿Qué con él?
- ¿Ya se hablan?
- Acordamos a través de terceros que lo mejor sería no entablar ninguna conversación por el momento.
- Si fue algo mutuo y no compromete la funcionalidad de sus puestos como profesionales entonces parece ser lo más maduro en esta situación.
- Yo también lo creo, Srta. Horney.
- Dime Carla, por favor. A pesar que casi no hemos hablado mucho, hemos trabajado buen tiempo en la misma empresa. –me contesta aumentando sin apartar sus ojos de mi semblante y remover el bolígrafo del lado derecho de sus labios.
- De acuerdo, Carla. ¿Hay algo más que quiera saber?
- En realidad, sí. Diego, ¿cómo te has sentido con respecto a lo que te pasó con tu esposa?
- Wow... Es una pregunta difícil de contestar siendo sincero, Carla.
- Yo sé que sí, pero creo que la situación en la que te encuentras podría beneficiarte mucho, no solo a nivel laboral, sino también a nivel afectivo el hablar sobre eso.
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Invitación de lo no hablado
HorrorDiego es un hombre de 27 años que está atravesando la terrible separación que pasó por un trágico evento. En momentos donde no sabe qué más sentir aparte de tristeza se verá forzado a admitir sus propios defectos y errores; tanto como aceptar que no...