Capitulo 4: Jake

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''¿Dónde leches estoy? Y, ¿por qué demonios me miran estos?''

Eso era lo único que podía pasearse por mi mente en estos momentos. Observé a la gente más detalladamente. Su mirada apuntaba a... ¿¡mi cuerpo?! ¿Quién son estos? ¿Pervertidos? Cambié mi mirada de ellos a mi cuerpo para mirar que es lo que tanta curiosidad les atraía. Mi rostro debía ser un dibujo clavado de eso a lo que llaman Poker Face. Mi sujetador del bikini... se había movido unos cuantos centímetros de lado, pero lo suficientes como para ver una parte indeseada.

La cara se me puso de un color tan rojo que haría empalidecer a los tomates. A toda prisa me coloqué bien la parte de arriba del sujetador, me levanté (ya que estaba tumbada) y salí corriendo de la multitud que me rodeaba mientras gritaba como una loca.

''Esto no me ha podido pasar. Esto no me ha podido pasar...''

Lo malo es que sí, que un barulllo de gente desconocida me había visto parte de una de ''ellas''. Creo que estaba por desmayarme si no acababa antes muerta de tanto correr. Lo bueno es que ningúna de esas dos opciones pasaría ya que acababa de ver un estrecho hueco entre dos edificios por el que escabullirme y que con suerte nadie me viera.

Me metí sin pensarmelo dos veces. Reposé mientras daba grandes bocanadas para tomar aire. Asomé mi cabeza por el hueco de las dos paredes. Allí estaban, una multitud de gente acumulada y sorprendida. Suspiré al ver que nadie se había dado cuenta de donde había ido a esconderme. Aproveché ese momento para observar mejor en el lugar donde me encontraba. Parecía la calle de un mercado. Había puestos a raudales, desde comida a ropa. Pero lo que me extrañaron más fueron la gente y su alrededor, los edificios parecían sacados de una película antigua, mientras que la gente también iba vestida de época. Además sus cabellos... ¡eran de distintos colores! Mientras uno lo podía llevar azul, otro lo llevaba verde... ¿pero qué demonios es esto? Aparte de colores normales de pelo... ¿también habían de estos? Y algo me decía en sus caras que no tendrían ni la más remota idea de lo que es el tinte.

''Cornfirmado. Estoy medio muerta en el fondo del mar y esto es una loca ilusión, seguro''

-Me ha encantado tu anterior expectáculo, ¿qué pretendías más o menos?

Una voz masculina procedente de mis espaldas rompió mis pensamientos. Me volví cuan un robot oxídado para atrás. Mi corazón iba a mil por hora. ¡Oh, Dios! Vale, esta vez si que me iba a desmayar. Ahora mismo me vendría bien la capa de invisibilidad de Harry Potter.

Mi expresión de robot angustiado cambió a la de una persona totalmente embobada. Ante mí se encontraba un chico, que por primera vez lo veía realmente atractivo (incluso podría decir que me gusta, ya ves). Me fijé en él tomando nota en mi mente de todas las facciones de su cara. Pelo blanco desordenado del que le crecían varios mechones revoltosos. Nariz respingona y unos labios de la que una sonrisa tan pequeña y delicada se asomaba. Pero lo más destaclabe eran sus ojos. De un gris tan hermoso cuan unos penetrantes y puros cristales. Puesto llevaba una camiseta negra sencilla de manga corta junto con unos pantalones baqueros y unas ¿converse negras? ¿Qué es esto? Eso no encajaba para nada con el estilo del ambiente y la gente.

El chico dejó de sonreír y me observó de arriba abajo.

-Ya veo... ¿eres una prostituta no? Será mejor que me largue...- dijo alzando una ceja y indicando con el dedo pulgar hacia atrás donde se encontraba la salida del estrecho callejón.

¿Prostituta? ¿¡Prostituta!? ¡¡Esto es el colmo!! Os juro que si no me llego a controlar le daba de tortazos al muchacho. Si la ''exhibición'' de antes ya me había desquiciado, esto ya era el colmo. Mi cara de enfado se disipó cuando en mis pies noté el suelo. Bajé mi vista. Genial, ahora resulta que tampoco llevaba chanclas. Estaba teniendo la suerte como el culo. Al menos llevaba una chaqueta de manga corta sobre el bikini, con la que me subí la cremallera para taparme. Después volví mi mirada de nuevo al chico, que ya se había dado la vuelta y empezaba a marcharse.

Un lugar llamado... MermudiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora