VI

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Cuando llegamos al sitio desde donde intentaron hackear mi querido portátil Ryan, bajamos de la moto, dejando los cascos encima de esta y mirando a los lados.
La calle del distrito de almacenes estaba vacía, no habia ni una sola alma vagando perdida por ahí, lo cual no me extrañaba, ya eran sobre las siete de la tarde, las personas seguían trabajando y el cielo se empezaba a oscurecer.
La zona tampoco era muy segura, habian falsos mitos sobre mafias y demás estupideces, a sí que la gente no se arriesgaba a pasar por ahí, era un sitio muy bien elegido.

Miré a Alba con una sonrisa en el rostro y me ajuste la mochila que colgaba de mis hombros, disimulando así el arma que tenía escondida en la parte trasera de los pantalones.
El edificio era un gran almacén de 10 plantas, pocas ventanas y una entrada enorme.

-Bueno ¿Entramos o esperamos a que nos envíen una invitación por correo electrónico? -Le Pregunto con una sonrisa a Alba.

- Las damas primero, o sea, yo. -Dijo mientras empezaba a caminar hacia el edificio y yo después de una pequeña risita la seguí.

Saque mi teléfono para mirar la ubicación exacta de ellos.

-Piso 5, vamos a hacer culo, tía, estoy hasta el coño, llevamos años entrenando y seguimos sin tener el culo de Nicki Minaj.- Me queje mientras subíamos por las escaleras de emergencia.
Ella solo negó con la cabeza mientras reía por lo bajo.
Cuando llegamos al cuarto piso, dejamos las bromas a un lado y nos pusimos serías.

Entramos por la puerta de de salida de emergencia, aún no habíamos sacado las armas, pero estábamos preparadas para cualquier cosa. Nacimos y entrenamos para eso, ser capaces de sobrellevar situaciones extremas.

El lugar era amplio y abierto, iluminado artificialmente por bombillas led de luz blanca, era un piso continuó, el salón, cocina y comedor no estaban separados por ningúna pared, lo cual hacia que el espacio pareciese más grande de lo que ya era.
Avanzamos lentamente hacia las puertas que se encontraba situadas a los lados de un pasillo sin salida, habían ocho puertas, cuatro a cada lado.
En ese momento sacamos las armas, no teníamos intención de usarlas, pero más valía prevenir que curar.

Le hice señales a Alba para que cada una entrara en una habitación, yo a la derecha y ella a la izquierda.
Cuando mis dedos hicieron un tres, las dos abrimos la puerta de golpe, sin hacer ruido mientras apuntábamos al interior, no había nada en la mía y supuse que en la de Alba tampoco, pues no había dicho nada.
Cerramos la puerta con el mismo sigilo y fuimos las siguientes, repitiendo el acto con cada una de ellas, todas eran dormitorios y no había nada raro dentro.

Llegamos al final, con mis dedos hice un tres mientas Alba y yo nos mirábamos, ambas abrimos las últimas dos puertas que quedaban.

ERROR: Tú Sistema Dejó De Funcionar. [BTS&tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora