lobo equivocado ;; seongwoo (ateez)

dos

La alarma de mi móvil comenzó a sonar, tantee como pude la mesa de luz en busca de éste, y al encontrarlo lo apague luego de tocar repetidas veces la pantalla. Voltee mi cuerpo hacia el otro lado, donde estaba la ventana, y observé como la luz matutina amenazaba con entrar por la rencillas de la perciana.

En una variante de pocos segundos estiré mi cuerpo, sintiendo el placer de como mis músculos perdían todo rastro de tensión.

Mi padre toco suavemente la puerta de mi cuarto y le permití el paso a este, traía consigo un té con unas tostadas, el aroma invadió mis fosas nasales, pero su aroma a coco con vainilla no se dejó ganar por el del desayuno.

Mi padre es omega, un orgulloso omega, creo que gracias a él es que deseo también serlo, deseo el poder convertirme en un omega como él. Mi más grande ejemplo a seguir es mi padre.

Pero no por eso desprecio a mi madre, una alfa digna de cada letra de la palabra. Ambos se conocieron desde jóvenes, siendo mejores amigos por muchos años, mi madre se presentó primero y papá pensaba que ambos serían los perfectos mejores amigos alfas, pero no, el día que el se presentó mi madre estaba en su casa, cosa que su lobo salió a la luz y se apoderó de mi padre, marcándolo ese mismo día. Desde entonces ambos están juntos y son lo bastante felices.

-Buenos días campeón. -Mi padre dejó la bandeja sobre la mesa ratonera de mi cuarto, y se encaminó a mi cama, sentándose junto a mí.

-Hola papá. -Mi voz salió jodidamente dormida, haciendo que este comenzara a reír suavemente.

-¿Sigues cansado por la fiesta de ayer?

-Bastante. -Estiré mis brazos nuevamente y tomé asiento, recostando mi espalda en el respaldo abultado de mi cama.

-Hoy vienen unos primos lejanos míos cariño, vienen a presentarnos a su hijo menor que recientemente se presentó como un omega.

-¿Otro omega más? -Le brindé una sonrisa sincera.

-Si, nuestra familia vendría siendo una fábrica de omegas. -Mi padre rió.

-Si... -Mi mirada cayó a las sábanas blancas, completamente perdida. Sentía un dolor punzante en mi pecho, me dolía que todos se presentarán. Todos, menos yo.

-Seong... -Mi padre susurró y me dio un apretón de manos acompañado por su sonrisa cálida y su mirada que me daba a entender que sabía de mi dolor. -Vas a presentarte pronto cariño, a mi me pasó igual, me presenté a una edad muy avanzada y por momentos pensé que terminaría siendo un zero. Pero aquí estoy, casado con el alfa y mujer de mi vida y con cuatro cachorros hermosos.

-Lo sé papá, pero estoy cansado de seguir esperando...

-Mi lobo siente que estás a punto de presentarte, y tu sabes que él no se equivoca con esas cosas. -Se paró y tomó la taza de té. -Ahora bebe esto de aquí y baja que en un rato van a llegar mis primos con su hijo.

-¿Tan temprano?

-Cariño, no se tú, pero son las diez de la mañana.

-Lo sé papá, puse la alarma a esta hora para descansar un poco más.

-Entonces levántate que tu madre esta haciendo su famoso pollo al horno y le vendría bien tu ayuda.

Dejó un beso en mi frente y se apartó rápidamente, lo ví cruzar la puerta y deje la taza de té junto con mi móvil en la mesa de luz, me tapé nuevamente con la ropa de cama, quería dormir aunque sea un poco más.

Pero aquello sonaba condenadamente imposible cuando escuché los gritos escandalosos de mis dos hermanos medianos, aquellos peleaban la mayoría del día, parecía que no tenían descanso y eso implicaba a que el resto de la familia tenga que escuchar su discusión hasta que mi madre les lanzaba a ambos un rugido y volvían a parecer un par de lobos bebés con miedo.