Cuando las ilusiones explotan | BakuCamie Week

Día 3

Mirando a las estrellas.

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No sabe cómo es que su esposa es alguien tan hermosa, sólo sabe que la ama con locura, aunque no lo exprese de la manera melosa en la que Camie desearía Bakugou tiene por veces sus pequeños momentos. Llevan aproximadamente tres semanas casados, es un sábado cuando se cumple dicho tiempo y Camie ha tenido la idea de salir al patio trasero de la casa y tumbarse en el pasto húmedo adornado de luciérnagas para poder ver las estrellas, a su lado en total silencio Katsuki sólo se limita a verla de perfil, ver cada centímetro del rostro de la mujer a la que ama besar en las noches que se consumen el uno al otro. Sus pensamientos le parecen cada vez más cursis pero no puede evitarlo, ella tiene la culpa.

—Es hermoso verdad —suspira Camie mientras esboza una sonrisa al ver las estrellas tintineantes.

—Sí.

—Las estrellas siempre son hermosas.

—Ah, sí, ellas también lo son.

Las mejillas de la chica se tiñen y suelta una torpe risita.

—Me encanta ver ese lado tuyo, Katsuki. No siempre eres el ogro que todos ven.

Bakugou bufa y esboza una media sonrisa. Su mirada baja hacia su mano que se mantiene entrelazada con la de Camie. El anillo dorado resplandece un poco y casi puede ver las estrellas en él. No es que Camie fuera un objeto pero muy internamente le agradaba pensar que ese anillo era tan solo una de muchas pruebas que hacían de esa mujer sólo de él.

—Lo que digas.

La rubia comienza a sentir sus párpados caer presos del sueño, y así cae bajo el hechizo soñoliento. Katsuki suspira y quita su mano del agarre de ella para tomar su cuerpo entre sus brazos.

—Sólo a ti se te ocurre quedarte dormida —dice para si mismo, la ve tan cómoda entre sus brazos, plácidamente dormida que no puede evitar darle un casto beso en su frente y lo hace.

Y así, lleva a su esposa a la habitación mientras las estrellas son testigos de uno de esos momentos en los que Katsuki muestra ese lado oculto.