Día 4

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Fantasía.

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—No sé porqué te molestas si ha sido tu culpa.

Katsuki le apunta el cuello con su espada y Eijirou solo pasa saliva con lentitud, tal vez era mejor que no lo hiciera enfadar más de lo que estaba.

—Dije que fueras a buscarla, no me contradigas, esclavo —espetó con la furia destellando esos rojizos orbes. Había discutido con Camie hacía unas horas, cuando aún el sol brillaba en el cielo fue tanto el enojo de la chica que decidió irse de la cueva donde dormían para estar sola, a Bakugou le dio igual porque sabía que era mejor que se marchara de su vista, pero al caer la noche y ver que no regresaba comenzó a preocuparse.

A su manera, pero se preocupaba.

—Pero ¿por dónde debería empezar a buscar? No tengo ni idea de dónde puede estar ella, Bakugou —preguntó Kirishima encogiendo sus hombros. Bakugou se estremeció al imaginarla perdida quien sabe dónde con todos los idiotas que deambulaban en el bosque, la ira corría por sus venas de sólo imaginar que alguien podría ponerle un dedo encima a su reina.

—Maldición —masculló arrojando la espada al suelo, se sentó en una roca frente a la fogata y llevó sus manos a la cabeza.

—Ey, tranquilo, iré a inspeccionar el área, quizás la pueda ver desde el cielo —Kirishima posó una mano en el hombro de su amigo, porque a pesar de que le servía fielmente como esclavo lo considerable un amigo más.

Y Katsuki sentía lo mismo, sólo que no se lo iba a decir.

—Iré por mi cuenta también —habló decidido— Buscaré por el Este.

—Yo iré hacia el Sur.

Kirishima asintió y salió de la cueva, por consiguiente se transformó en un gran dragón rojo, lanzó un rugido y se elevó por los cielos yendo hacia el Sur.

Bien, mientras el pelo extraño la busca por el Sur iré por el Este. Pensó el Rubio ceniza. Se adentró a los bosques y mientras buscaba y buscaba, no podía dejar de sentirse culpable por lo que había pasado. Pero era culpa de ambos, porque se la pasaban discutiendo por cosas mínimas que al final se terminaban reconciliándose de una manera, que, a él le daba satisfacción.

¿Dónde estás?  —gritó encolerizado. Y de pronto un recuerdo abofeteó su mente; era el recuerdo de una tarde en la que estaban descansando cerca de una cascada y Camie le había comentado a Bakugou que ese era un perfecto lugar para descansar.

¿Estaría allí la condenada?

Iría a corroborar. De todas formas el dichoso lugar si no mal recordaba estaba cerca y efectivamente así era, cuando llegó su pecho subía y bajaba de lo exhausto que estaba de tanto correr. Pero todo rastro de cansancio se esfumó cuando la vio a la orilla de la pequeña poza que se formaba bajo la cascada, ella estaba de espaldas y la luna la reflejaba haciendo que su hermoso cabello brillara aún más.

—Aquí estabas —dijo y vio como la chica se tensó para luego darse la vuelta y verlo.

—¿Tú? Hump, largo no quiero verte —giró su vista nuevamente hacia el lugar que segundos antes estaba viendo.

—¿Te atreves a correrme después de que he venido a buscarte? —espetó Bakugou mientras la tomaba por el brazo y bruscamente la obligaba a ponerse de pie— Escucha muy bien, estúpida mujer, no vine hasta aquí para que me trates de esa forma ¿entiendes?  —gritó, pero al ver que la chica mantenía sus párpados cerrados con mucho miedo suavizó su expresión. Era un verdadero imbécil— Maldición...  Lo siento.

Camie abrió los ojos rápidamente.

—¿Qué? —preguntó para asegurarse de que no había oído mal.

—Joder, lo siento ¿sí? Ha sido mi culpa —suspira cansado, no era bueno ofreciendo disculpas— Pero también es tuya. Peleamos por culpa mierda.

—Supongo que es verdad —ella baja la vista y Bakugou suaviza el agarre hasta que suelta su brazo. Camie suelta un sollozo y se abalanza hacia él para abrazarlo— ¡Lo siento, mucho también!

Un diminuto rubor aparece en el rey de los dragones mientras corresponde su abrazo. La aleja un poco y le da un par de palmadas en su cabello.

—Sí, sí, cómo sea —dice mientras Camie limpia sus lágrimas— Sólo no vuelvas a irte así. Hay muchos imbéciles por acá y no quisiera hacerme responsable por la posible masacre que habría si alguien te pusiera un dedo encima.

—Sí, no lo volveré a hacer —sonríe enamorada, por muy gruñon que fuera su rey dragón, ella veía también un príncipe de ensueño en Katsuki ¿cómo? Bueno, no se sabe.











N/A:  Holaaaa 💖 ¿Cómo están?

Espero que les esté gustando estos cortitos así como a mí me gusta escribirlos 💖

Quería agradecerles por su apoyo, en serio ¡muchas gracias!

Cuando las ilusiones explotan | BakuCamie WeekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora