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3- Sentí lástima.

« Recuerdo el día que te conocí... » 

Swaggie; 21:00hrs.
22 de mayo.

          En mi habitación me encontraba solo, paz y tranquilidad desbordaba en el ambiente. Es un logro que alguien pueda permanecer en un cuarto a solas. Por fin podía meditar, pensar y darme cuenta del tiempo que llevaba en este lugar. No podía fumar, no podía escuchar música. Aunque había abandonado en sobremanera el vicio, de vez en cuando era inevitable no desear un cigarrillo. Mi compañero estaba en la 'sala aislada', así le llamé yo desde el inicio a pesar de no estar seguro si el nombre era el correcto o no. He sido internado en este lugar desde hace tres años. ¿Mi delito? Padecer de psicosis maníaco-depresiva, o bien conocido como bipolaridad. De una manera u otra, no hallo la forma de describir lo 'mucho' que me ha ayudado este lugar. ¿Acaso es cierto? ¿Realmente me creen? No sean ilusos, por favor, ¿a qué enfermo mental le gusta estar encerrado en una porquería como esta?

JiJi... Realmente no es mi nombre favorito el que elegiste para ti, pero como tú lo decidiste así, lo acepté. ¿Recuerdas cuando nos conocimos? Fue de una manera muy estúpida. Jamás escuché de ti hasta ese día, culpa a los encargados de la seguridad. Estuvieron mencionando que ese maníaco te golpeó hasta casi llevarte a la muerte, que por un milagro quedaste viva. ¿Es una segunda oportunidad o eres muy fuerte? Eres una tonta por bajar la guardia. En fin, recuerdo que uno de mis compañeros fue el único que pudo soportarme hasta que pudo aprender a controlar su enfermedad. Lo dejaron ir. Supongo que comenzó una nueva vida y ya se habrá olvidado de mí. Yo no lo he olvidado. No te he contado de él, JiJi, pero realmente fue un pilar para mí al iniciar mi estancia en este lugar. Una vez que él se fue, le deseé lo mejor y le aconsejé a que tuviese cuidado. El mundo allá fuera, es mucho más peligroso que aquí dentro. 

Fue en ese entonces cuando recaí en un sinfín de emociones combinadas. Sentía rencor y odio contra mí mismo por no tener la posibilidad de estar a su lado apoyándole. Era como mi sol, ¿sabes? Fue la única persona a la que consideré mi 'gran amigo'. Me atacó la depresión, mis grandes ansias de suicidarme, quitarme la vida. No era algo fácil de sobrellevar, no lo era. Ese sentimiento negativo de querer hacerte daño tú mismo, ese instante en el que cargas tanto en tus hombros y en tu corazón. Estoy acostado, amigo mío, ¿ya te habrás casado? Espero estés tratando bien a tu novia, o a la chica que te gusta. No me preguntes si alguien me gusta, resulta vergonzoso confesar eso. Hay alguien que me preocupa, pero al mismo tiempo me provoca golpearla cuando toma decisiones estúpidas. La otra vez le di una bofetada. Quería estar solo porque mis ánimos poco a poco estaban cambiando, ella no quería dejarme, actué sin pensarlo y ella en su sorpresa se fue sin decirme nada. Al otro día, llegó con los ojos hinchados. Supuse que pasó la noche llorando. Es una nena. Fue golpeada hasta la muerte por un loco, no reaccionó de esa manera. Le doy una cachetada y llora, ¿qué haces con tu vida emocional JiJi? Es cierto, olvidé que todos estamos locos, jaja... 

El día que me enteré de lo sucedido, de tu casi 'muerte', me llamó la atención cómo fue que sobreviviste. Sentí lástima por ti. Sentí pena por ti. Algo en mi interior me decía que debía acercarme a ti, pero todavía estoy en un gran dilema, en el cual, no sé si fue una decisión correcta. Te he mentido, sí, en varias ocasiones. Tú ves a un chico rudo y frío. Es mi fachada delante de ti. No quiero mostrarme débil ante ti. No puedo confiar en nadie, ni siquiera en mí mismo. ¿Cómo podría? 

Estuve en la calle unas semanas, tratando de escapar de la zona donde vivía. Donde todos me conocían. Por algo me gané el apodo de 'señor D'. Cuando era un niño, no debía preocuparme de nada, a pesar de mi trastorno. Mi madre estaba viva, mi madre era mi apoyo incondicional, hasta que murió de tuberculosis. ¿Quién diría que se dormiría tan pronto? Me transformé en alguien violento y agresivo. En cada instante tenía peleas en la escuela, faltaba el respeto a los profesores, faltaba el respeto a mi padre. No estaba bien. Pasó el tiempo y golpeé a mi padre en un ataque de rabia que tuve, me disgustaba verlo siquiera. Tuve que irme, huir, me amenazó con internarme al encontrarme. Cumplió su palabra. Una virtud de mi padre era eso, cumplir con lo que prometía, o lo que decía. Sólo admiré ese lado de él.