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2- ¿Quién eres?

« ¿Por qué han traído este chico a mi habitación? ¡Son unos insolentes! »

Lee Ji Eun; 22:00hrs.
22 de mayo.

Mi perspectiva para este lugar ahora que mi compañera de cuarto se había ido, era poder tener paz y tranquilidad, privacidad y otras cosas importantes para una chica. Tenía el conocimiento de que una "calidez" me invadiría ese día, sin embargo, no pensé que iba a ser un chico. ¿Están locos? ¿Qué pasará si trata de sobrepasarse? ¿Qué será de mí si no le agrado y busca hacerme de mi vida otro infierno? ¡Ya es suficiente con estar encerrada en esta porquería! Aunque para ser sincera, no vale la pena estar fuera, rodeada de tontos e hipócritas. No puedo decir que tengo muchos amigos en este lugar, pero, son un poco más... ¿Sinceros? No sé si es la palabra adecuada para expresarme.

No puedo pensar con claridad, verlo me revuelve el estómago, pero aún así, la observación me puede salvar en caso de que quiera pasarse de listo. ¿Un loco comprende a una loca? ¿No suena contradictorio? Este es el único lugar del mundo donde permiten que dos enfermos mentales estén juntos. Espero que no se le ocurra preguntarme qué hago aquí. Es en serio, si hace esa pregunta lo golpearé tan fuerte que deseará salir de aquí. Me acercaré para fingir que me preocupo por él, para fingir que puede confiar en mí dentro de este infierno. Quiero deshacerme de él, ¿cómo puedo lograrlo? ¡Ahh, es tan frustrante! Debidamente me acerqué, iba a tratar de ayudarlo a levantarse hasta que sentí el fuerte impacto en mi quijada. Lo sabía... Sabía que venía a hacerme daño. No pudo ser simple accidente, es un tonto, un gran tonto.

De un instante a otro sentí como si mi vista se nublara unos segundos. No, no iba a desmayarme, sólo que me había mareado un poco. ¿Cuáles serían sus intenciones? ¿Faltaba poco para dormir? No puedo dormir con el nuevo aquí. Mi mano con cierta inconsciencia se dirigió hacia mi frente por la pequeña náusea que logré sentir. Permití a mis párpados caer, ahora sí, todo estaba negro. Retrocedí algunos pasos, los cuales me llevaron a chocar contra la pared. Poco a poco el desliz se hizo presente y, con ello, mi sentar en el suelo. Escuchaba su voz, una hermosa voz diciéndome 'perdón' 'lo siento' 'no era mi intención'. Menos mal que la gente no se enamora con golpes, sino, tuvieran moretones por todos lados. ¿Debía creerle? Al fin y al cabo, era el nuevo...

En unos cuantos minutos recobré la compostura, pero me mantuve sentada. Él me observaba con ojos arrepentidos. Yo, le ignoraba, tan sólo jugaba con mis manos, mirando mis manos. 'De verdad lo siento', él volvió a repetir. Mi piel se erizó de la incomodidad, era asqueroso. ¿Desde cuándo existían personas amables en el mundo? ¿Acaso era esa su enfermedad mental? Mi corazón estaba un poco alterado, me sentí desesperada en ese momento, quería escapar, no quería ver su rostro. Quería estar sola, completamente sola. ¿Por qué no me dieron un día libre aunque sea? Quiero a mi compañera antigua, sólo si la estúpida no se hubiese suicidado. Esperen, pero si lo tengo aquí puede que lo utilice, sí, puedo utilizarlo, así lograré que lo saquen de aquí y lo lleven a la habitación aislada.

-Mi nombre es Lee Ji Eun. Deberías tener más cuidado a la próxima vez, torpe.-

Dije con firmeza. Quería dormir, para olvidarme de él. No lograba conciliar el sueño y tampoco quería moverme de donde me encontraba. '¿estás loca?' ¡Já! Por favor, hablas con alguien que también está en un manicomio. ¿Realmente estás bien de la cabeza? Ah, no, es cierto que no. Mis comisuras se elevaron, riendo de manera leve, sólo para no parecer más lunática de lo que ya estaba. Un poco de humor negro a mi vida, genial. 'No me insultes, no lo he hecho'. Por supuesto, el 'lindo' que exige respeto cuando ni siquiera me interesa si soy respetuosa o no. ¿Pudiera decirle que ya le odio? No sería de buena ayuda para mis planes. Un minuto, él me robará mi lugar en la litera. Me levanté de golpe, sin dar explicaciones y corrí hacia el lecho superior. Él sonrió divertido. Le miré con un rostro de pocos amigos, realmente molesta, disgustada. Su piel se erizó y sus comisuras bajaron, lo mismo con su cabeza. Subí a mi respectiva cama y me recosté dándole la espalda a la pared. Tenía que estar alerta a cualquier intento que hiciera ese torpe.