4

263 12 5
                                    

Zoé

– ¿Y se besaron?
– Por tercera vez: ¡sí! – le confirmo a Lisa, divertida por su voz impresionada.

Llevo ya diez minutos repitiéndole hasta el cansancio lo sucedido esta mañana. Me encantaría ver la cara que hace al otro lado de la línea.

– ¿Crees que regrese mañana?
– No tengo idea. No quiero tener muchas esperanzas. Bueno, sí. Bueno, no… Aah, estoy teniendo una crisis, ¡ya no sé cómo tratar a los hombres!
– ¡Así que sí quieres que vaya! – afirma, emocionada por los eventos.
– Fue un accidente, no hay por qué hacer tanto escándalo, ¿sabes? – intento calmarla.
– ¿Estás bromeando? ¿Cuántas veces has besado a alguien «por accidente»? – pregunta con ironía.
– Ninguna. Pero bueno… Ese tipo es un donjuán. No creo que ahora mismo él esté pensando en esto. Seguramente ya lo olvidó – intento convencerme.
– O tal vez ya está pensando en la próxima vez – concluye justo antes de colgar.
– Ojalá… – susurro.
¿Dije eso en voz alta?

Asiento con la cabeza para intentar controlarme.

Dejo que el agua ardiente de la ducha corra por mi cuerpo mientras me pierdo en mis pensamientos, por enésima vez hoy. Vuelvo a imaginarme ese increíble beso con ese hombre. Recuerdo la suavidad de su piel, el aroma de su perfume intenso con notas florales, su cabello castaño, espeso, su barba naciente meticulosamente cortada, sus ojos verde avellana, obscurecidos por el deseo. Su deseo por mí. No lo puedo creer. Sentir su sexo duro contra mi pierna casi me hizo perder la cabeza. Estuve a punto de dejarme llevar y terminar haciendo lo que Victor creyó ver. Me sonrojo ante esta idea.

En verdad pude haber llegado tan lejos con un desconocido?

La última vez que salí con un hombre fue hace ya seis meses. Él se llamaba Alex, lo conocí en una discoteca. Fuimos a cenar, unos días después de conocernos. Mi primera cita desde lo sucedido con Gaspard. Al salir del restaurante, me invitó a tomar un último trago en su casa. No sabía qué hacer. Pero logró convencerme, afirmando que no sería más que un trago, que no quería ir demasiado rápido conmigo, que yo era especial y que quería que nos conociéramos mejor antes de ir más lejos. Después de un par de copas, que bebió a una velocidad alucinante, consideró que ya conocía mis senos lo suficiente – puesto que no dejó de mirarlos sin ningún disimulo – y que estaba listo para pasar a la siguiente etapa. Pero yo no.

Eso me confirmó que la regla que siempre había tenido – nunca traer a casa a un chico que apenas si conozco – debía ser siempre respetada.

Además de eso, el episodio con Alex me hizo darme cuenta de que, después de Gaspard, no habría ningún otro hombre que me diera ganas de acostarme con él.

Sin embargo, con 00S, no dejo de darle vueltas a la idea…

                              ***

– ¡Te ves exhausta esta mañana, Zoé! – me comenta Victor en cuanto me ve llegar.
– ¡Ni me digas, no dormí nada en toda la noche – admito entre dos bostezos. – ¿Insomnio?
– Sí…
– ¿Tendrá algo que ver con lo que interrumpí ayer en la trastienda? – me pregunta, falsamente despreocupado.

Estallo de risa recordando la pseudo felación que Victor creyó interrumpir.

–Victor… No interrumpiste nada, ¿cuántas veces tengo que decírtelo? – le aclaro riendo. – Honestamente, ¿me imaginas haciéndole sexo oral a un cliente al que le acabo de tirar un café encima?
– Uno nunca sabe – me provoca.
– ¿Quieres mi opinión? Ves demasiada pornografía – respondo encendiendo la cafetera, con una sonrisa retorcida. – ¿Quieres mi opinión? No te haría mal hacer una locura de vez en cuando.

Coffee, Sex and Law-Avril Rose Donde viven las historias. Descúbrelo ahora