Infierno

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El pelinegro miró anonadado a su acosador. Tenía toda la pinta de un delincuente, mas no era feo. Su cabello pelirrojo caía hasta sus hombros, tez blanca, cuerpo fornido y ojos que hacían juego con su cabello. También tenía una característica barba que adornaba su mentón y una sonrisa que delataba sus perversas intenciones.

El hombre se acercó a Kayn y volvió a drogarlo. Se equipó con un par de cosas y se fue con el menor en brazos sin decirle a nadie. No había tiempo para explicaciones, su condición social estaba apunto de mejorar. Era un manipulador profesional y Kayn había sido una presa bastante fácil. La vida le había enseñado lo solo que estaba, y como tal, no podía hacer más que sobrevivir a su manera y construir el futuro más favorable.

Llegó al departamento con el aún incosciente Kayn en sus brazos. Sacó la llave que ya había recolectado entre sus pertenecías y entró si más.

Al entrar dejó a Kayn en el sofá, se despertaría dentro de una hora. Estiró los brazos y sonrió mostrando sus enormes colmillos. Estaba apunto de empezar una mejor vida, al lado de una celebridad que estaba comiendo de la palma de su mano, o eso creía.

—Uhm, necesito una cerveza.—Dijo buscando el congelador con la mirada.

Al abrirlo se dio cuenta que estaba casi vacío, Kayn no tenía alcohol.

—¿Qué clase de mocoso independiente no tiene cerveza en su casa?—

Rhaast azotó el congelador de malhumor. Buscó en sus bolsillos, siempre traía un par de cigarros con él.

Encendió uno y comenzó a fumar sin abrir la ventana, sus malas costumbres se harían notar y no le importaba.

Se dejó caer en el silló de al frente expulsando una enorme bola de humo. Suspiró mirando al pelinegro aún dormido.

—Pobre Kayn, no se merece nada de esto.— Dijo riendo para sí. —Estaría mejor muerto, y yo siendo el dueño de este lugar.—

Rhaaat se perdió en sus pensamientos por varios minutos, mas luego fue interrumpido por el sonoro timbre de la puerta.

—Mierda.— Se inquieto Rhaast. —Debe ser su noviecito.—

Rhaast se acercó a Kayn e intentó despertarlo, mas este no hizo caso.

—¿Kayn?— Se escuchó la profunda voz de Zed desde el otro lado.

—¡Con un demonio!— Se lamentó Rhaast. —No abriré la puerta, tendrá que irse en algún momento.—

El teléfono de Kayn comenzó a sonar.

—¡Maldita sea!—

—Kayn, abre la puerta.— Insistió Zed.

Rhaast suspiró de mala gana tirando su cigarrillo al suelo y pisándolo al instante.

Abrió la puerta, no podía hacer que el albino entrara por la fuerza.

—¿Eh?—

—¿Qué se te ofrece?— Preguntó el pelirrojo de mala gana.

—¿Quién demonios eres tú?—

—Soy un colega de trabajo. Su asistente, guardaespaldas o como quieras llamarlo.—

—Es bastante diferente un guardaespaldas de un asistente.—

—Solo estoy aquí para ayudarlo, con un demonio.— Se quejó. —Kayn está durmiendo, no recibirá visitas hasta más tarde.— Se aprontó a decir para luego cerrarle la puerta en la cara.

Zed lo detuvo.

—Espera, ¿Por qué estaría durmiendo a esta hora?—

—No se sentía bien y se desmayo, tuve que venir a cuidarlo.—

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⏰ Última actualización: Dec 22, 2018 ⏰

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[Hiatus] Beyond [Zed x Kayn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora