Café

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El mayor abrió aún más los ojos escuchando lo último. Se paró de su asiento y lo miró de arriba a abajo.

-"Estuviste jugando conmigo todo este tiempo."- Dijo acusante.

-"¡No! ¡Para nada! Todo lo que hablamos es realmente lo que pienso."- Dijo el menor.

-"Eres un mocoso moldeable todavía, ¿Qué sabes tú de la vida?"-

-"¿Eh?"-

-"Me voy."- Dijo el mayor retirándose.

Kayn lo siguió y detuvo en la entrada.

-"¿Me vas a juzgar por mi edad o porque no soy la chica que pensabas que era?"-

-"Qué seas hombre o mujer me resbala, no había necesidad de mentir tanto. Pero claro, es propio de infantes finjir ser algo que no son."-

-"¡No soy un niño!"- Exclamó.

Se arrepintió de haberle gritado y se quedó fijamente mirando al suelo.

-"Adiós, Shieko."- Dijo el mayor dejándolo solo.

Kayn se hundió en el pesar que le provocó su despedida, sabía que eso significaba el fin de lo que había sido su más cercano contacto.

Pudó seguirlo, pero no lo hizo. No se sentía digno de aquel hombre, porque no era en el número de seguidores ni en que tan conocido fuera por internet. La escencia que desprendía el maestro de las sombras podía derribar a cualquiera, incluso al arrogante Kayn.

Cómo era de esperarse, al llegar a su apartamento lo había bloqueado de sus redes sociales.

Pasaron los meses, Ezreal se casó con Lux finalmente. Fue la boda más triste a la que había asistido; no tanto por el rubio, sino por la chica que se puso a llorar a mitad de la boda.

Luego de un tiempo no volvió a saber ni de Ezreal ni de Luxanna, escuchó que los habían transferido a otro país. Solo las fotos revelaban que era cierto, Ezreal luciendo cada atuendo como siempre, con aquella sonrisa que todos veían con naturalidad, mas Kayn desde la última conversación de el rubio en aquel café se cuestionó si llamar "feliz" a la vida de Ezreal.

Los cafés se volviendo rechazo para Kayn, los asociaba con malas noticias desde lo ocurrido con el maestro. Supo de él gracias a otra cuenta falsa, mas nunca le habló, solo leía sus publicaciones.

Era su forma de preocuparse, la única de hecho. Sabía perfectamente que si se volvía a acercar recibiría un rotundo rechazo.

Terminó el instituto con honores, se postuló a la universidad que quería y por supuesto quedó.

No quería aferrarse a la idea de ser una imagen toda su vida, sabía que lo de ser modelo era temporal y tampoco le gustaba. Entró a estudiar leyes, nadie se lo esperaba; y para variar, tampoco nadie hizo mención de eso.

El primer día de universidad estaba nervioso, no quería armar revuelo como siempre pero era casi inevitable.

Apenas llegó varios lo reconocieron, algunos se le acercaron pero él los evitó. Más que arrogancia era molestia, pues sabía lo que dirían y no quería escuchar ninguna otra adulación a su apariencia.

Llegó al aula y se sentó adelante para evitar distracciones. Tenía malas experiencias sentándose atrás y escuchando conversaciones ajenas.

Apenas entró el maestro hubo un silencio total el cuál lo sorprendió, pero lo sorprendió más encontrarse con aquel hombre que lo había rechazado en el café.

-"M-maestro..."-

-"Siéntense todos."- Ordenó.

Su cara indicaba molestia, pero no por él porque aún no lo había visto.

[Hiatus] Beyond [Zed x Kayn]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora