XIX

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Después de tanto te vi...
Estabas ahí parado mirándome como si vieras magia,
me sonreias sin articular palabra alguna y para mi ese podía ser un momento eterno para nosotros
Me acerque, con una sonrisa y te saludé.
Los nervios me jugaban en contra, sonrisas nerviosas acompañadas de palabras sin sentido. No pasaba nada, lo entendías.
La conversación fluyó como nunca antes, reíamos sin parar, conversábamos de todo e ibamos sumando historias a nuestro préstamo voluntario de momentos inolvidables.
Era tarde y estabas junto a mi, risas bajo aquel árbol viejo del vecindario, nuestras manos juntas y nuestros corazones latiendo a un mismo ritmo.
Un momento perfecto fuera de mis sueños dentro de mi realidad.

ESCRITOS DE AMOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora