El torneo de la Liga Mundial ya había acabado oficialmente. Los muchachos que participaron del encuentro, iban festejando su victoria, mientras que la castaña clara iba detrás tomándose sus codos y con una sonrisa perdida. No quería arruinarles el momento.
Se detuvo a la vez en que ellos no se percataba aún de ello, habían olvidado por completo su presencia allí. Soltó un suspiro pesado al tiempo en que escuchaba como era llamada. Levantó su cabeza a ver a todos lados para identificar aquel silbido que era utilizado como para llamarla. Y se volvió a escuchar por ese pasillo para a continuación, su nombre. Sabía quien era.
Dibujó una pequeña sonrisa mientras se daba vuelta sobre sus talones y así terminar frente a frente con Free de la Hoya. Éste también sonreí al tiempo en que se acercaba a ella.
—Hola— saludó justo cuando se detenía delante de la de ojos marrones claros.
—Hola— le devolvió el saludo aún sin borrar su sonrisa, intentado no sonrojarse.
—¿Sabes? He estado planeando en que deberíamos...— y la conversación para el muchacho se le dificultó. No sabía cómo decírselo.
—¿Deberíamos, qué?— ahora sí se sonrojó al tiempo en que fue perdiendo su sonrisa.
—Salir... como en una cita. ¿Te parece?— en el rostro del rubio se podía apreciar como un rubor comenzaba a decorar sobre sus mejillas, pero sin borrar la hermosa sonrisa que surcaba sus labios.
La castaña clara no pudo evitar sonreír torpemente para comenzar a asentir repetitivamente con su cabeza, aún con su sonrojo. El muchacho expandió más su sonrisa y asintió feliz por la respuesta de la blader.
—Más tarde paso por ti— indicó finalizando con el tema, y comenzó a irse con una gran sonrisa que nunca se podía ver pintada en su rostro.
_____ estaba desconcertada. ¿Sería ese mismo día? ¿A dónde irían? ¿Cómo debía vestirse para la ocasión? No lo sabía, era la primera cita que tenía en toda su vida.
Se tomó de sus cabellos desesperada a la vez en que volteaba a ver por donde se había ido el rubio. Ya no estaba. Bufó un poco ansiosa y retomó camino casi al trote para alcanzar al grupo.
[...]
Ya en BC Sol, todos estaban festejando por haber salido primeros en la Liga Mundial. Era una victoria que ameritaba un gran festejo. El primer trozo de pastel lo recibía la dueña del equipo, quien dirigió unas palabras emotivas a todos los bladers de allí para luego dar el primer mordisco.
La muchacha se encontraba apoyada en una pared admirando con una sonrisa todo lo que hacían sus compañeros. Su emoción no era de estos mundos.
Veía como los niños iban y venían jugando y con un plato lleno de comida entre sus manos. Reía esperando de que ninguno se tropezara y desperdiciara todo aquello. En otro punto, estaban brindando algunos cuántos con sus amigos y con vasos llenos de jugo de frutas.
Deseaba estar ella allí felicitandolos, pero se sentía alejada.
Bajó su mirada a la vez en que soltaba un suspiro. Se sentía nerviosa, no sabía a qué hora iría el chico a por su cita. Incluso, de los nervios que se estaban apoderando de ella, su pulso comenzó a ser inestable, provocando que el cubierto que tenía sobre su plato con una rebanada de pastel casi terminada, se cayera.
Se agachó para recogerla y limpiarla un poco y dejarla nuevamente sobre su plato.
—Lo siento por lo de hace rato.
La voz de Silas hizo que se sobresaltara un poco. Era preferible que dejará aquel plato sobre una mesa antes de que se pusiera a limpiar lo que había hecho.
—¿Q-qué? ¿Por qué lo sientes?— preguntó regresando a su lugar a ver al de cabellera verde que estaba cabizbajo.
Desvío su cabeza a la vez en que se cruzaba de brazos.
—Es que estaba nervioso, ¿no recuerdas que intenté ignorarte?
—Tranquilo, no pasa nada con eso. Yo debería de disculparme.
Una de las cejas del muchacho se arqueó a la par en que volteaba a verla confundido. No comprendía a lo que quería llegar la de ojos marrones claros que estaba con su mirada perdida en el suelo, como si fuera lo más interesante de por allí en vez de estar festejando.
—¿Por qué?— interrogó el blader, aún apoyado en la pared y de brazos cruzados, sin olvidar el semblante de confusión que tenía.
—Estuve animando a Free en vez de a ti. Realmente lo siento...
A aquellas palabras, Silas desvío su mirada al suelo con pesar. Lo sabía, pero no esperaba que ella se lo dijera. Sabía que el corazón de la joven Umari no le pertenecía por completo porque ya tenía dueño, y ese era el rubio con un mechón rojo. Enojarse y molestarse estaba de más, descepcionarse igual, pero él tenía la mínima esperanza de que se fijara en él.
Que más daba, nunca había estado preparado para aquella palabra llamada amor. La superación le costaría, pero algún día en su futuro lo lograría. Esperaba.
—Descuida. Sé que te gusta Free— sonrió forzosamente para dirigirse con los muchachos que habían participado de la batalla junto a él ese día.
Suspiró con pesar a la par en que tapaba su cara sonrojada entre sus manos. ¿Acaso tan obvia era?
En esos momentos, las puertas de esa sala se abrieron de par en par. Era Wakiya Murasaki quien interrumpía en las instalaciones. Todas las miradas fueron posadas sobre aquel rubio que comenzaba a hablar diciendo que nos tenía algo que mostrar.
Desde un comienzo eso no se pintaba de buenas noticias. Además, no sabía cuánto tardaría para ya estar preparada para ir a su primera cita. Estaba de los cabellos.
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LO SIGO SINTIENDO |Free de la Hoya y tú|
RandomÉl sigue sintiendo su corazón latir a todo lo que da cuando la recuerda. Ella intenta aguantar las lágrimas por la falta de su presencia. Desde su partida, ni él ni ella se encuentran bien. Sus mentes viven en un mundo donde el otro está a su lado...