El internado

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No sé si alguna vez se han sentido como si el mundo entero les odiara, que tal vez, si no existieras todos estarían mejor, que ojala la tierra te tragara y desaparecieras de una vez, que cada vez que sales de casa, todas las personas centran sus miradas en ti, y no son unas miradas bonitas, ni agradables, más bien, de repulsión, Que cada cosa que haces mal vale por mil mientras que cada cosa que haces bien no cuenta nada y que tal vez, si hubieras nacido en otro año, otra galaxia, otra vida, serias más feliz.

Hacía dos días del incidente con Rodri, y desde entonces, no supe nada de él, más que nada, porque no fui al instituto, estaba seguro de que los chicos habrían corrido la voz, y que ahora, el instituto ya no sería un sitio seguro para mí.

Prácticamente no salía de casa, por miedo al que podría decir de mí, pero alguien llamo a la puerta principal, me dirigí rápido a ver quién era, abrí la puerta y allí detrás estaba Andreu.

-¿Qué haces aquí?- pregunte con la cabeza agachada, avergonzado por si sabía algo.

-¿Me acompañas a por una cosa...?

Nos cruzamos toda la ciudad en silencio sin decirnos nada ni mirarnos a los ojos, como si tuviéramos vergüenza el uno del otro. Me condujo hasta un pequeño parque, con dos columpios y un tobogán.

El se sentó en uno de los columpios y yo me senté en el otro. Empecé a balancearme lentamente notando la brisa del aire en mi cara, por un momento mis problemas desaparecieron.

-Quiero contarte algo sobre mi- Dijo el

Deje de balancearme en seco, le mire a los ojos y le dije:

-Te escucho-

-Hace mucho tiempo, hubo unos incidentes en mi instituto, y me enviaron a un internado masculino. Allí había una niña, era preciosa, con la piel blanca y los labios gruesos, era la hija de uno de los maestros, y por allá donde iba despertaba amor y deseo. Un día reuní el valor necesario para acercarme a ella y decirle lo que sentía, pero me ignoro. Me dejo destrozado, me sentía como una mierda y no pude mirarla a la cara durante semanas. Cada día que pasaba estaba peor, no comía no dormía, no estudiaba... Era una causa perdida, pero había un loco que aposto por mí. Se llamaba Erik, tenía los ojos verdes y el pelo rubio. No sé como lo hacía pero me sacaba una sonrisa tonta siempre que estaba mal, era mi mejor amigo, mi confidente mi hermano, aunque no de sangre. Él lo sabía todo de mí y yo lo sabía todo de él. Un día Erik decidió dar una vuelta en bici, y me pidió varias veces que le acompañara, y fui.

Fuimos al sitio más alejado y empezamos nuestras típicas charlas sobre tías buenas, sobre quien ligaría mas en el futuro, quien se la cascaba mas y esas cosas...

Y no sé cómo fue, pero Erik puso su brazo sobre mi hombro y me sonrió, parecía todo muy normal, pero entonces me sonroje, el me pregunto si me pasaba algo y yo, obviamente le dije que no.

Poco después la hija del maestro vino en mi búsqueda, y me dijo de salir, que fue todo un error que se lo volvió a pensar, y que si que querría. Pero yo ya no sentía nada. Y esta vez salió mal ella.

Cada vez que pasaba tiempo con Erik me daba cuenta que no lo quería como amigo... que vergüenza me da decirlo...

¡Bruno! ¡A mi Erik me gustaba!

Pero la jodi, y bien jodida.

Era primavera, y volvimos a ir a ese sitio tan alejado del mundo para volver a hablar de tías tetonas o tías cubanas aunque ya pasaba del tema pero le mostraba un falso interés.

Entonces me acerque a él, le brillaba la piel por los rayos del sol y su sonrisa era fina y blanca. Me acerque un poco más... y un poco más... y un poco más.

Y le bese.

Y él me aparto la cara y se lo contó al director, y este me castigo y todos mis compañeros me pusieron motes discriminadores, pero no los decían nunca delante mía, me tenían miedo. Porque aunque fuera el marica, mis puños seguían igual de fuertes. Los rumores sobre mi sexualidad se extendieron tan deprisa que padres de alumnos de allí fueron a hablar con el director para que me expulsara del centro, porque no querían que sus hijos fueran como yo. Y no les niego nada, es una putada ser así. Así que el director me expulso del centro y me fui a vivir con mi hermano en el taller.

Perdí alguien muy importante, o bueno, creía que lo era, me sentí tan mal... joder... que rabia...

Después de eso me jure no volver a querer a nadie, por eso, Bruno, si vienes a desmontarme los esquemas, quiero que sepas que no quiero nada serio, y que todo, absolutamente todo esto, es un secreto.-

Me quede impactado por la historia, le abrace y le dije que podía contar conmigo, pero Andreu es muy cabezón y me aparto enseguida, se seco las lágrimas y me dijo:

-Como cuentes esto te mato- se levanto del columpio y se fue con la escusa tonta de ayudar a su hermano.

Me sentí mal por él, pero a la vez me daba rabia que no se dejara ayudar. Mire el móvil y tenía un mensaje nuevo, era de Rodri

--Rodri--

Tenemos que hablar.

Ahora sí que estaba muerto




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⏰ Última actualización: Apr 05, 2019 ⏰

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