Uyarılar/Advertencias

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30 de marzo de 1655

Haseki Fatmagül Sultan. Su nombre ya estaba escrito en la historia. Una historia en la que ella tampoco era parte.

En la línea de tiempo donde Ibrahim era Sultan; Fatmagül nunca llegó a ser favorita, la mujer llegó al harem y al poco tiempo de ingresar se casó con un joven mercader con el que vivió infeliz hasta el día en que él murió, tiempo después se volvió a casar con un hombre mayor por cinco años del cual se enamoró y le dio dos hijos, sin embargo, el hombre murió dejándola una vez más viuda. La pobre Alexandra encontró un trabajo y pudo sacar a su familia adelante hasta que a la edad de 60 años murió por causas naturales. Nunca existió Fasim. Nunca tuvieron la fortuna de conocerse.

Ahora, esa línea ya no existía. La historia se estaba volviendo a escribir.

La Haseki miraba con detenimiento su vestido blanco de encaje para asegurarse que no tuviera imperfección alguna. Su velo media aproximadamente seis metros por lo que durante la celebración no llevaría cubierto el rostro. La corona que traía puesta estaba hecha con oro y plata lo cual la hacían resaltar en poder y sus aretes de plata le hacían un juego único. Sin lugar a dudas se veía hermosa.

—Fatmagül —la llamó Kösem. —Es hora.

Alexandra suspiró

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Alexandra suspiró.

—Lo único que no entiendo es porque se volverán a casar.

—El Sultan así lo deseó, no podía negarme.

Kösem asintió aún sin comprender del todo.

—Vamos.

La Valide Sultan y Haseki Sultan caminaron con elegancia por los pasillos del palacio hasta llegar al primer patio donde debajo de un enorme toldo estaba la familia otomana, miembros importantes del imperio y uno que otro enviado de un imperio amigo.

Se suponía que la segunda celebración sería entre miembros del palacio pero, debido a que Ibrahim seguía en sus aposentos, temeroso, decidieron dejarla para el tercer día. Por suerte, el sultanzade Mehmed estaba bien y Ayşe Sultan más tranquila.

—¡Atención! —gritó un guardia. —Valide-i Muhtereme Kösem Sultan y Haseki Fatmagül Sultan están aquí! —anunció.

Al momento que las mujeres entraron, todos —menos el Sultan— hicieron reverencia.

—Es tu momento, querida —le sonrió la emperatriz.

Fatmagül le sonrió, besó su mano y empezó a caminar a donde se encontraba Kasim mientras Kösem caminaba delante de ella.

Valide-i Muhtereme KösemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora