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Contigo volví a sentir melodías

Teagan

Unos pasos rápidos paseándose cerca de mí me despertaron. La habitación estaba totalmente oscura y era desconocida para mí, estaba segura de que esa no era mi casa. Levanté la sabana y respiré tranquila al comprobar que tenía la misma ropa con la que salí puesta, no hice nada de lo que no me acordaba. Muchas veces me levantaba en casa de desconocidos sin recordar absolutamente nada y tenía que salir huyendo porque era bastante incomodo conversar con alguien del cual no recordaba el nombre. 

Lo único que recordaba era a Jasper salvándome de un hombre de sudadera negra que pretendía atacarme, lo de después es algo que alguien tendría que contarme, después de averiguar donde estaba. 

Un poco de luz se asomó por la puerta a la misma vez a la que se abría. No conseguía ver nada, aún veía un poco mal, estaba segura de que todavía era pronto por la mañana. Me senté en la cama y me froté los ojos intentando enfocar a quien había entrado por la puerta. Cuando por fin conseguí ver algo, me fijé en que había una niña rubia asomada en la puerta mirándome divertida. 

—Hola —intenté ser amable, no era una gran seguidora de los niños. 

Salió corriendo en cuanto escuchó mi voz y yo intenté levantarme pero fue en vano, el dolor que tenía en todo el cuerpo me lo impidió. Volví a tirarme en la cama desesperada intentando pensar en lo que era correcto en ese momento, yo no era la persona más sensata del universo, pero estaba segura de que si no volvía pronto a casa, el mundo iba a ponerse a buscarme. 

Escuché de nuevo unos pasos acercándose a la habitación y cuando empujó la puerta del todo miré. Era Jasper. Estaba serio como de normal y llevaba ropa de deporte. Me miró con preocupación y se sentó en un borde de la cama intentando descifrar lo que pasaba por mi cabeza. 

—Me alegro de que hayas despertado. 

—Pues tu cara no dice lo mismo. 

Sonrió cuando escuchó decirme eso y negó con la cabeza. Su pelo rubio estaba peinado pero nada de gomina, lo llevaba al natural. 

La misma niña que me había espiado momentos antes entró otra vez en la habitación pero esta vez no huyó y se me quedó mirando sonrojada. Tenía las manos en la espalda y dos coletas que la hacían muy adorable. 

—Hope, ve abajo y dile a papá que traiga el desayuno, que la chica ya se ha despertado. 

Ella asintió y después de mirarme, salió y se escucharon sus pasos correteando. 

—¿Papá? 

—Es hija de mi hermano. 

Me sorprendió gratamente que tuviese un hermano, aunque no se porque, era algo normal. Lo que me extrañaba era que no supiese nada, no éramos los mejores amigos pero había habido tiempo para contárnoslo.

—¿Así que tienes un hermano? 

—Tengo dos, aunque la otra es una chica. Ahora está en el instituto. 

—Creía que eras más solitario, pero ya veo que tienes una familia bastante amplia. 

—¿Por qué dices eso? —se sorprendió ante mi comentario. Estaba claro que le había prejuzgado pero después de lo de la comisaría era normal, me trató fatal y pensé que era porque no sabía estar cerca de nadie. 

—Después de lo que me dijiste en la comisaría pensé que odiabas preocuparte por los demás. 

—Mira Teagan —se acercó más a mi aunque todavía había mucha distancia entre nosotros, distancia que comprobaba que el trataba de poner, se esforzaba demasiado en no acercarse a mí —. Si te dije eso fue para alejarte, no necesitas que yo te ayude, estás mejor sin mi. 

Contigo volví a nacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora