One Shots [Shawn Mendes]

Million Words

Hay un millón de palabras que debería haber dicho. Recuerdo que estabas de pie en mi puerta y las palabras estaban en mis labios, que nunca te viste tan hermosa.
Oh, solo para estar cerca de ti, ¿no sabes lo bien que se siente? 
Estas son todas las cosas que debería haber dicho.

Shawn dejó a la chica en la puerta de su casa y se despidió con un movimiento de su mano.

Ella sonrió a medias y entró.

Shawn encendió el auto y salió a la calle nuevamente. Miró por el retrovisor una última vez hacia la casa de aquella chica que lo traía loco.

No pasaron cinco calles más allá cuando se arrepintió de haber sido tan tonto. ¿Por qué no le dijo lo que tenía que decir?

Un mensaje de voz llegó a su teléfono, como pudo, lo puso en reproducción.

Shawn, gracias por la cita. Deseo que consigas todo lo que esperas en el tour y espero verte pronto. La pasé muy bien a tu lado. Emm, adiós.

Con fuerza de voluntad, contuvo sus ganas de golpearse la cabeza contra el volante.

¿Perdí mi oportunidad? ¿Es demasiado tarde para decir? 

A la mañana siguiente, su equipo lo esperaba en el aeropuerto. Subió a ese avión esperando verla llegar, aún sabiendo que ella no llegaría.

Los meses pasaban y el triunfaba cada día en un escenario nuevo. Pero la extrañaba, pensaba en ella, cada día.

Ahora estoy a medio mundo de ti, 
pero siempre estás en mi mente 
Hay un millón de palabras que podría haber dicho.
Y todavía podrías ser mía.

Fue entonces un día de noviembre cuando encontró en sus redes sociales aquella foto que derrumbó su mundo.

"Los mejores meses junto a ti, te amo".

Cuando eras mía, ¿te empujé lejos? 
Culpé a todo este peso en mis hombros, que se posaban sobre mí.

Su chica, ya no era suya.

El enojo recorrió sus venas por un momento pero luego recordó: once meses sin verla, once meses sin hablar con ella, no perdería su tiempo esperando a un chico que ni siquiera sabía cuando volvería.

Esa noche, la última vez que se vieron, él no habló, tal vez culpó al tour por esos once meses que no había visto a esa personita que hacía saltar su corazón. Pero su carrera no tenía la culpa.

Dejó su celular sobre la cama, esperando una llamada que no llegaría, un mensaje que no existía.

Intentó dormir, no lo logró.

A las cuatro a.m despertó sudando, tomó su teléfono y corrió a instagram, todavía podía haber sido un sueño.
No, allí estaba la foto.

Buscó entre sus contactos a su sueño hecho realidad, a su sueño perdido, y escribió el último mensaje:

Ahora estoy a medio mundo de ti, 
pero siempre estás en mi mente 
Hay un millón de palabras que podría haber dicho.
Y todavía podrías ser mía.
Y si hay alguien donde solía estar, espero que te las diga todos los días.