Se va disminuyendo, y con el tiempo, el camino acortando.
No sólo es la tecnología, es la mecánica.
Más allá de la música, se unen los latidos.
Los latidos, y una sonata.
Seamos los maestros de ceremonia de nuestra vida.
"Tus inicios parecerán humil...
Especial navideño escrito para los WOW awards. No afecta en el transcurso de la historia, pero quizá obtengan un par de datos que les aclaren ciertas cosas :3 Lo publico ahora porque no sé si podré en navidad. Disfrútenlo, preciosuras.
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El invierno asiático es más potente de lo que suelen decir las personas. Casi puedo sentir mis huesos desintegrarse por las bajas temperaturas, ¡ni en Chile he pasado tanto frío!
Agradezco al cielo cuando entramos en una tienda para comprar adornos. La calefacción contrarresta con creces el aire del exterior, e incluso me da cabida a quitarme dos de las bufandas envolviendo mi cuello, dejando una para que el cambio climático no me afecte de golpe. Las amarro sobre mi cintura para mayor comodidad.
Es molesto escuchar la diversidad de dialectos dentro del establecimiento. Me hace sentir que los años invertidos en mi educación respecto al coreano han sido una pérdida de tiempo. ¡A veces no puedo entender ni la mitad de lo que dicen! Me volveré loca. Odio el haberme enfocado tanto en el idioma estándar, pero podría intentar también aprender la forma particular en la que se expresan en Daegu y también Busan.
Mmm, no le haría daño a mi futuro currículo laboral. ¿Qué tal sería si...?
Un jalón a la tela de mi pantalón interrumpe el rumbo de mis pensamientos, obligándome por instinto a mirar hacia abajo, donde una pequeña infante de expresivos ojos clama mi atención, y da cortos saltitos.
—Cristal, tengo miedo —Extiende su labio inferior—. La gente habla raro, y me siento en una película de terror. Ño me gusta.
Un resoplido abandona mis labios antes de que decida acuclillarme y quedar a la altura de mi asustada hermana menor. El puchero continúa formando parte de su expresión, y ruego fuerte para no dejarme manipular por su ternura. A veces lo utiliza a su favor, y como soy la mayor de las dos, es mi persona la que termina metiéndose en problemas.
—Yo estaré aquí para protegerte, ¿sí? —Extiendo mi mano, y la poso sobre su cabeza—. Prometo no dejar que algún monstruo se aparezca, y si lo hace, ¡lo venceremos juntas!
—¿Por la garrita?
—Sí, por la garrita —Juntamos los meñiques—. Estás viendo muchas películas últimamente, ¿no? —Revuelvo su cabello, consiguiendo su risa como recompensa—. Vamos, no queremos que mamá nos deje atrás, ¿verdad?
Me reincorporo, ofreciendo una mano a la pequeña, quien la toma y comienza a balancearla hacia adelante y hacia atrás mientras avanzamos entre los estantes, deteniéndonos de tanto en tanto para ojearlos —Más por pedido de mi hermana, que por mí—, e incluso tomando un par para dejárselos a mamá al final del pasillo.
Para Ana debe ser muy raro estar por primera vez en Corea del sur, especialmente en navidad. Tomando en cuenta que papá no vino con nosotras, es mucho más raro todavía
