45 - EXTRAÑOS SENTIMIENTOS

115 18 26
                                    

—Por mi no os cortéis. Seguid, seguid, que yo tomo nota de todo.

Drogo se parte de risa mientras que yo siento que cada vez me pongo más colorada.

—¿Ves como no iba a suponerme ningún trauma? —me dice Drogo burlón. Yo le doy un codazo enfadada provocando que se ría aún más.

—¿Qué haces aquí? —pregunto mirando al pequeño molesta.

—Te he oído gritar mi nombre y pensaba que estabas en peligro.

Mi cara ya no puede arder más. ¡Tierra trágame!

—¿Y por qué no te has ido cuando nos has visto? —trato de indagar un poco más.

Una pícara sonrisa se dibuja en su cara.

—Tendré que aprender como hacerte gritar de esa manera, ¿no?

Drogo estalla en una carcajada mientras que yo escondo mi cara bajo la sábana. ¿Cómo puede estar pasándome esto a mí?

—¿No se suponía que estabas encerrado? —interviene Drogo.

—¡Como si una puerta pudiera detenerme! —contesta con una pérfida sonrisa —. Y más si creo que Cris está en peligro. Dime, Drogo, ¿cómo va esto exactamente?

—PERO BUENO... —grito escandalizada.

El pequeño me mira extrañado mientras que Drogo no para de reírse.

—¿Qué pasa Cris? —pregunta con cara inocente —. Sólo quiero saber como hacerte feliz. Nunca te había visto sonreír así y te sienta muy bien.

Escuchar eso me enternece. ¿Cómo puede ser tan rico mi minidrogo? Ya está pensando en como hacerme feliz cuando sea mayor.

—Ven aquí —le dice Drogo indicándole que se siente en la cama. El pequeño lo hace sin rechistar. —¿Sabes? Entiendo muy bien lo que sientes, pero no deberías correr tanto.

—¿Y por qué? —pregunta confundido —. Sólo quiero saber qué es lo que le gusta a Cris. ¿Tan malo es eso? —Drogo le sonríe con ternura.

—No, no lo es, pero antes tienes mucho tiempo para aprender. Te recuerdo que vas a tardar ciento cincuenta años en volver a verla.  Lo que aprendas ahora, no te servirá de nada.

—Pero... yo... —balbucea con tristeza —, quiero a Cris.

—Lo sé —contesta mirándole con una tierna sonrisa —. Y cuando os volváis a encontrar, le querrás aún más, créeme. Mientras tanto, debes seguir tu vida sin ella.

—Pues vaya —se resigna agachando la cabeza entristecido. Verle así me parte el alma.

—Anda, ven aquí —le indico abriendo los brazos.

Enseguida se aferra a mi cuello. Lo abrazo con fuerza mientras acaricio su rubia cabecita. Quiero disfrutar de este momento. ¡Lo voy a echar tanto de menos!

De repente siento como el pequeño es arrancado de mis brazos. Miro hacia delante y veo a Drogo sujetándole del cuello mientras le mira enfadado. Me llevo las manos a la boca asustada al ver que minidrogo se ha transformado.

—¿Se puede saber qué pretendes? —exige Drogo furioso mientras él intenta soltarse.

—Déjame. Tengo que hacerlo —grita desesperado sin dejar de agitarse.

Drogo me dedica una triste mirada, como intentando disculpar al pequeño. Acto seguido sale con él de la habitación.

Yo me quedo alucinada. ¿Qué acaba de pasar? ¿Está minidrogo enganchado a mi sangre? Eso es algo que me aterra. Y aún me asusta más el pensar que está así por mi culpa.

DC III: CAPRICHOS DEL DESTINO √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora