—¿Qué sucede, cosita? ¿Por qué estás tan alterada?
Suelto al pequeño y le dirijo una dura mirada.
—Tu mini-tú, que es un bocas.
Él me mira sorprendido y se acerca al pequeño.
—¿Qué ha pasado? ¿Qué has dicho?
—Yoooo. Nada —contesta con cara inocente —. Sólo le he dicho a Nicolae que era culpa mía porque oí a Cris gritar.
Drogo se parte de risa mientras que mi vergüenza se va transformando en enfado.
—Te parecerá gracioso —le indico cruzando los brazos.
—Vamos, cosita —contesta divertido —. Tampoco es para tanto.
—¿Qué no? ¡Pero si hasta Nicolae se ha burlado de mí! NICOLAE —grito gesticulando.
Drogo intenta aguantarse la risa mientras que el pequeño me mira intrigado.
—No lo entiendo —dice intrigado —. ¿Por qué te molesta tanto? Se supone que el que te haga gritar es bueno, ¿no?
Me quedo alucinada ante la lógica del pequeño. ¿Cómo puede ser tan ingenuo para unas cosas y tan poco para otras?
Cuando Drogo termina de reírse (¡Será cabrón! ¡Que bien se lo está pasando a mi costa!), se sienta en la cama y le hace una señal al pequeño para que se siente a su lado. Éste obedece y le presta toda su atención.
—A ver cómo te lo explico —dice rascándose la nuca —. Verás. Tienes razón. Es bueno que le haga gritar. —Le lanzo una mirada asesina y él me contesta mandándome un beso. —El problema es que lo que pasa entre nosotros debería quedarse entre nosotros.
—¿Y por qué? ¿No estás orgulloso?
Drogo se ríe mientras que yo me quedo pasmada. ¿Hasta donde llega el descaro de este pequeño?
—Sí, lo estoy, y mucho —contesta guiñándome un ojo con su sonrisa encantadora. Yo vuelvo la cara molesta. —Pero tienes que entender que es un momento muy íntimo para nosotros. Es por eso que no queremos que nadie lo sepa. ¿Comprendes?
El pequeño se queda mirándole pensativo antes de volverse hacia mí.
—No quieres que los demás lo sepan para que no te tengan envidia, ¿no? —concluye con su pícara sonrisa.
Me pongo como un tomate. ¿Me toma el pelo o qué?
Drogo, por el contrario, se lo está pasando en grande, ya que no para de reírse.
—Ya crecerás —le dice revolviéndole el pelo —. De momento me conformo con que nos prometas que no volverás a hablar de lo que has visto y oído. ¿Vale?
—Vale —contesta no muy convencido —, pero sólo porque me lo pedís vosotros.
—Perfecto. Y ahora, ¿por qué no te vas a jugar con Lorie un rato?
El pequeño asiente con una sonrisa y baja de un salto de la cama. Antes de salir por la puerta, se da la vuelta y se acerca a mí con cara triste.
—¿Estás enfadada conmigo?
Por muy enfadada que esté, no soy capaz de resistirme a esa carita de ternero degollado. Me agacho y le tiendo mis brazos.
—Claro que no. Anda, ven aquí.
El pequeño me abraza, pero enseguida se separa de mí. Eso me extraña.
—¿Ocurre algo? —pregunto extrañada.

ESTÁS LEYENDO
DC III: CAPRICHOS DEL DESTINO √
FanficTras una larga estancia en Europa, Cris, por fin, vuelve a Mistery Spell. En principio parece que todo sigue igual, pero muchas cosas han cambiado, sobre todo en la casa. Algunos personajes y situaciones son propiedad de Claire Zamora y su juego is...