She Died || Yoonseok

Seven

‹ Necesitarás todo un jardín ›

—Hoseok... —habló Jimin—. Quita esa sonrisa de idiota, me causa escalofríos.

Golpee a Jimin en el hombro, por fin era lunes. Por mi gran suerte el domingo pasó sin ningún inconveniente aunque siendo sincero estaba odiando con toda mi alma haber salido de fiesta.

—No exageres.

—¡No lo hago! —me miro sorprendido—. Me causas escalofríos, detente.

Suspiré aún sin dejar de sonreír, realmente, recordar la nota de ese tonto alfa me dejaba flotando sobre una nube.

—Genial, ahora me siento tan celoso de que te estén acortejando.

—Oh, ¿Cómo se llama, Jimin? ¿Lo sabes, cierto? Sí, exacto, dilo alto para que te escuché, kaarrrma~

—Baboso.

Me reí ante la actitud de Jimin mientras recogíamos nuestras cosas para ir a nuestra clase del club de danza.

—¡Hyung! —saludamos ambos en cuanto entramos y vimos a Sungdeuk acomodando a los nuevos miembros.

—Hey, mis nenes estrellas.

Ambos nos sonrojamos, no era novedad que Sungdeuk siempre nos halagara de esa forma, éramos como sus hijos para él. Aparte éramos unos de los mejores, teníamos derecho a ser tratados así.

—¿Están listos para seguir practicando? El festival de primavera esta a la vuelta de la esquina.

Ambos asentimos emocionados, esa sería nuestra primera presentación como un dueto, Jimin y yo presentaríamos juntos la coreografía en la que trabajamos tanto tiempo, siendo sinceros teníamos este sueño desde que nos conocimos. Nos fuimos a un rincón alejados de los demás para dejar nuestras cosas y con ello comenzar nuestra práctica.

—Seok —me llamó Jimin y lo miré,  estaba comenzando a hacer sus estiramientos—. Necesitamos un repuesto ¿Recuerdas?

—Podemos manejar la coreografía entre nosotros dos, solo hay que adaptarla y...

—¿Puedo unirme?

Habló una tercera voz me giré a donde había salido esa petición y me encontré con los ojos castaños de aquél chico del viernes.

—¿Tú? —Jimin se rasco la nuca con una mueca—. Digo, eres nuevo y esas cosas, no creo que puedas adaptarte a nuestro nivel.

—Oh por supuesto que puedo, déjenme intentarlo y verán que quedarán sorprendidos.

Fruncí el ceño, si había algo que realmente me desesperaba de este omega era su forma altanera de hablar.  Jimin me miró pidiendo ayuda, sabía que él era muy propenso a decir cualquier tontería para rechazarlo, así que decidí hablar yo.

—Bien —Jimin me miró sorprendido—, pero antes, niño bonito—Jungkook frunció el ceño en cuanto lo llame así—. Tendrás que mostrar que mereces tener este lugar.