CAPÍTULO I

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☆Alya POV

El crepúsculo se había hecho presente. Todos en la mansión estaban demasiado agitados con los preparativos de la fiesta de esta noche, la cuál sería en honor a la mayoría de edad de mi hermano Scorpius.

Como siempre, festejando los logros de mi hermanito. Como si vivir un año más en este mundo fuera recompensa.

Me quedé observando el vestido color plata que estaba sobre mi cama. Ese diseño de gala largo que mi abuela Narcissa y mi padre me compraron para obligarme usarlo en la fiesta.

El vestido era bordado desde la parte del frente con escote de un solo hombro que se desprendía por el lado derecho y llegando hasta la espalda con aplicaciones elaboradas (piedras plateadas y de color verde) . Además, la falda tenía una amplia abertura que se desprendía desde la cadera.

Supiré ondo un par de veces más. Después de todo lo que había pasado y de tantas maneras que había recalcado mi "estilo" hacia los Malfoy, seguían insistiendo en...

Sonreí de medio lado. Acomodé mi cabello hacia atrás y me dirijí a la habitación de Scorpius. Sin pensarlo dos veces, saqué un pantalón de vestir color negro más o menos de mi talla del guardarropa de mi hermano y con un cinturón lo ajusté a mi cierpo. Me puse una de sus camisas blancas y acomodé mi cabello para darle aún más presentación a mi atuendo.

En ese entonces agradecí ser sólo un tanto más baja de estatura que él. Un par de minutos más tarde regresé a mi habitación y me puse unos zapatos de vestir color negro. Una vez lista, miré el resultado en el espejo, e instantaneamente sonreí.

Guardé varios Galeones y dinero muggle en el bolsillo del pantalón y salí de mi recámara rumbo al despacho de mi padre.

Entré cautelosamente al lugar y encendí la chimenea. Era obvio que no me quedaría en la mansión para ver cómo festejaban a mi dulce hermano.

--- La señorita Alya no debe salir de la mansión esta noche --- escuché decir desde una esquina del despacho ---. Tampoco la señorita debe estar vestida así.

Bufé.

--- Tal vez vuelva antes de que termine la fiesta, Meowth.

--- El Señor Malfoy dió instrucciones a toda la servidumbre de no dejar salir a la señorita Alya.

La voz del elfo ya me había comenzado a desesperar, pasé mi mano sobre mi cabello y supiré.

--- Por favor, Meowth, dejame ir. Prometo que será la última vez.

--- La ama puede que castigue a Meowth si se entera.

--- Mi abuela no se enterará de ésto, lo prometo--- sonreí leve.

El elfo asintió no muy convencido. Agarré un puñado de polvos flú y antes de que Meowth cambiara de opinión y entré a la chimenea.

--- Al callejón Diagon.

Aunque muy en el fondo quería lanzarle un crucio al elfo, tenía que guardarme las ganas y ser amable con la cucaracha. Odiaba no poder utilizar mágia fuera del colegio. Tenía que caminar un par de cuadras desde la salida del callejón Diagon hasta uno de los bares que algunas veces frecuentaba mientras me encontraba en Londres y no en Francia.

Desde la calle escuchaba la música proveniente de la discoteca. Ese ambiente de baile y alcohol donde podías ser tu misma y "socializar" con más personas. El guardia de la entrada me detuvo por un rato, saqué mi identificación para demostrar mi "mayoría de edad" y con mala cara me dejó pasar.

Cuando entré al establecimiento las luces de colores molestaron un poco mi vista, pero después de unos minutos mis ojos se acostumbraron a las luces parpadeantes.

Odio Ser Malfoy | Tercera Generación | Harry Potter|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora