Capitulo 33

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Narra Emelie:

Nos encontramos como habíamos arreglado y nos fuimos a tomar algo a un bar en el centro de Berlin, uno de mis favoritos debo admitir, he venido muchas veces aquí. Soy fanática de su música y de su buen servicio. Nos quedamos ambos charlando de muchas, de cosas que capaz no le habría contado a nadie en mi vida y menos en la primera cita, como por ejemplo lo de mi madre y su despreciable existencia. 

Manuel también me contó muchas cosas sobre el, y que sus padres lo dejaron en los brazos de una señora que era su vecina para irse de viaje, y para su mala suerte, fallecieron en el avión. Según el, sus padres eran traficantes de órganos y drogas, y el avión fue saboteado por un terrorista y murieron ambos en el. La señora que lo crió toda su vida es su verdadera madre. Tiene una hermana a la cual quiere mucho que vive en Grecia con sus hijos y su esposo. 

-Lamento mucho este tipo de historias en la primera cita debe ser aterrador -Dijo sonriendo y bebió vino-

-Sonriendo- Por lo menos no soy la única que contó algo aterrador -Dije

-Me quedo mirando- Me encanta tu sonrisa, Emelie. Me encanto desde ese día que te vi en el restaurante -Tomo mi mano-

Me quede pensando unos segundos. La vedad que mi expediente de amor es muy malo, es una maldición parece de las hermanas. Para mi esto era muy raro, y mas que nada por que hace mucho que no experimentaba algo así como ahora. Tome su mano también y el mozo llego con la comida, nos separamos por unos minutos y luego nos pusimos a comer. Se armaban pequeños silencios pero siempre terminábamos contándonos algo sobre el otro y así fue pasando la noche. 

La noche de irnos llego luego de tomar unos tragos y salir un poco alegres de ese lugar. Manuel estaba  un poco ido, tomaba mi cintura y giraba con ella agarrada, mientras yo reía a carcajadas de la situación. Entre tantas vueltas y vueltas, sin querer pise a alguien detrás mio. Casi sin poder parar de reír, me voltee a pedirle disculpas al señora detrás mio quien solo me miro con un poco de mala onda y me dijo que no pasaba nada antes de subirse a su limusina que iba frenando en ese momento.

-Uff -Dijo Manuel- Linda nave

-Gracias -Dijo el señor y abrió la puerta-

El señor estiro su mano para ayudar a bajar alguien de la limusina, era una mujer, una mujer llena de brillos y lujos, era tanta su brillantina que me estaba encandilando, pero cuando íbamos a seguir nuestro camino, la mujer volteo sonriendo y su sonrisa junto a la mía se borraron inmediatamente cuando descubrí que la mujer que estaba bajando de la limusina, con todos sus lujos y brillantina era ella. Ella.

-Emelie...

-Mama... 

-Oh dios santo -Dijo Manuel y tomo mi mano- Tranquila.. -Dijo

Tome fuerte su mano por que eran muy fuertes las ganas que tenia de golpearla y llorar como una niña, como esa niña que abandono y nunca pudo expresar ni un poco su dolor en esos días. Ella intento detenerme pero seguí caminando, no quería verla, ni decirle nada, es mas ni siquiera se por que le dije "mama" ella no es nada para mi. Pase lo mas rápido que pude por su lado y sin mirar para atrás, subimos al auto de Manuel. 

Nos subimos y el silencio domino el auto por completo, me abroche el cinturón y le pedí a Manuel que me dejara en mi casa, que tenia que irme a descansar. No estaba enojada con el, pase una noche hermosa, maravillosa para ser arruinada por esa mujer, la cual siempre creí que estaba muerta o vagabunda por la calle pero no, tuvo la vida que quiso tener pero que papa nunca le pudo dar. Seguramente ahora si es feliz. 

-Lamento lo de recien, Manuel -Dije casi a punto de llorar-

-Manejando- No hay nada que decir. Yo también hubiera puesto esa cara si mis padres aparecieran de la nada. -Me miro por un segundo y luego volvió a su ruta-

-Suspire- Era una noche hermosa -Dije y tire la cabeza hacia atrás- 

-Emelie.. si de algo te sirve, puedes llorar... es la mejor solución a todo

En ese momento, no pude contenerlo mas, mi llanto fue fuerte y sin detenerse por un segundo, me tape la cara por que no podía evitar tener vergüenza en este momento. Manuel freno en cualquier lado y me abrazo inmediatamente, mis lagrimas mojaban su camisa, la verdad que me siento segura así. Necesitaba largarlo. Manuel se alejo un poco de mi y quedo frente a frente conmigo mientras mis lagrimas aun caía. El acariciaba mi rostro y decía que todo iba a estar bien, y fue ahí donde mire sus labios y no pude evitar acercarme pero me detuve, pensando que quizás para el era muy rápido todo esto, pero no fue así. Rozo su respiración con mis labios y los beso sin dudarlo. 

Si la parte de atrás del auto pudieran contar lo que fue ese fuego que sale de el, se quemaría como yo. 


Hermanas TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora