La noticia

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Septiembre del 2007

Hacia un mes que habia empezado la filmación de Mamma Mia! en Skopelos, Grecia  y un mes desde que Meryl y Pierce habían empezado una aventura más que peligrosa. Se ocultaban de casi todos, excepto de sus amigos y colegas del equipo que supieron enseguida que la conexión que ellos tenían iba más alla de ser amigos del trabajo. 
El sonido del blackberry despertó a Meryl, estaba abrumada, tomó el celular para atender pero ya habían terminado la llamada, era Don, su esposo. Recordó que ese día tenia llamado a las dos de la tarde, así que le quedaba un buen rato libre. Se levantó de la cama para ir hacia el baño pero se mareó, regresó a la cama y se sentó en la punta con los codos en las rodillas y su cabeza posada sobre sus brazos. Se sentía mal, pero ésta vez era distinto... El malestar habia empezado hacia una semana y Meryl adjudicaba todo a que comía pésimamente y bebía de más muy seguido cuando se juntaban con el elenco en el bar de la isla.

Pierce mientras tanto, estaba desayunando, decidió llamarla pero ella no atendía, lo hizo varias veces hasta que le dio contestador, Meryl había apagado el blackberry, entonces dejo un mensaje –amor, cuando puedas llámame, quiero hablar contigo... te amo.

Si, se amaban, se repetian los "te amo" y "te quiero" muy seguido. A Meryl la asustaba a veces lo rápido que habia pasado todo, pero la seguridad que encontraba en los brazos de Pierce le hacia pasar todo el miedo.
Ella entró al baño, necesitaba relajarse, no quería que nadie la molestara, cuando terminó, se cambió con un pantalón negro, una camisa color hueso de seda blanca mangas tres cuartos con los primeros botones desabrochados y unos zapatos negros, tomó su cartera y sus gafas de sol y salió.  Trató de que nadie la reconozca en el lobby del hotel y tomó un taxi porque si hubiera llamado a su asistente para que le pida a su chofer que la llevara iba a querer ir ella también.

-Al Centro Médico Central- indico Meryl.

Cuando llegó, la atendieron rápidamente -pasa Meryl- le dijo el doctor Brown, quien ya la había visto otras veces.

-Hola- dijo ella sentándose en unas de las sillas que estaban en el escritorio mientras el doctor cerraba la puerta y se sentaba en la silla que estaba delante de ella.

-¿Que te anda pasando Meryl?- dijo el médico.

-Bueno... ayer me sentí mal pero no le di importancia, hace unos días vengo sintiendome rara, pero hoy a la mañana cuando me levante de la cama me maree, como si se me hubiera bajado la presión. No se si puede ser también, pero tengo un atraso, es normal en mi, con 48 años ya no soy tan regular...- Meryl le contó al medico.

-A ver... siéntate en la camilla así te hago un chequeo.

Meryl se sentó en la camilla y el medico la reviso, especialmente la zona del abdomen –no tienes nada, todo esta bien, la presión también, pero vamos a hacerte unos análisis completos para sacarnos todas las dudas.

-Bueno, está bien.

El medico le saco sangre –para esta tarde están listos, pasa a buscarlos- le indicó.

-Gracias por todo doctor- dijo Meryl tomando su cartera y saliendo del consultorio.

Meryl vio que se le había hecho tarde, entonces tomo un taxi y fue camino al hotel, cuando llego la esperaba Michelle, su asistente –Mer, ¿dónde estabas? Te llame mil veces y me daba contestador. Vamos que es tarde.

-Bueno, bueno... ya vamos, espera que...- Meryl no pudo terminar de hablar porque Michelle la interrumpió –no, no tenemos tiempo para nada- dicho esto las dos fueron hacia el auto que las estaba esperando en la puerta del hotel.

Cuando llegaron a la locación Meryl se dirigió a su para camerino para vestirse, encendió su blackberry y vio que tenía un mensaje, lo escucho, era el de Pierce, marco rápido ya que le decía que quería hablar con ella.

Meryl & Pierce: Más que amantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora