New Rules 『Klance』

❑ rule three ❑

Advertencia de NSFW

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Había pasado un año desde aquella fiesta donde Lance había besado a Keith, y se podía decir que las cosas estaban más tranquilas en el grupo de amigos. Tanto Keith como Lance parecían haber superados sus malos ratos y ahora podían mantener una buena relación sin silencios incomodos y ganas de llorar y gritarle al otro.

Se podría decir que volvieron a ser amigos, quizá no igual que antes pero algo era algo.

Y dado ese cambio, ahora todos podían volver a salir como antes y pasar un buen rato sin la incomodidad de estar en medio de un asunto tan delicado. Es verdad, que aun veían muy mal todas las cosas que hizo Lance, pero a lo largo de ese año, el moreno demostró que realmente podía cambiar y no había mantenido ningún tipo de relación con nadie.

Así que ahí estaban, reunidos en la casa de Shiro, tomando y riendo como en los viejos tiempos. El reloj marcaba las tres de la mañana pero ninguno parecía tener intención de irse pronto, y la verdad Shiro tampoco quería que se fueran. Pero fue la risa escandalosa de Lance lo que los hizo darse cuenta de que quizá habían tomado de más.

—Creo que ya fue suficiente alcohol por una noche —sentencio Shiro aun lucido, recogiendo las ultimas botellas que quedaban para regresarlas a la cocina, a pesar de los abucheos a sus espaldas.

— ¡Aguafiestaaaas! —abucheo Lance en español, ocasionando las risas del resto de sus amigos solo porque sí. Ya saben, el alcohol.

Keith se rio a su lado, siguiendo el rollo del cubano que lo abrazaba por los hombros. Se reían sin saber bien de qué pero se sentía bien estar así, por lo que no le dieron muchas vueltas. Tampoco es que pudieran con la cabeza nublada y su cerebro en un receso.

—Esos dos están muy mal... —farfullo Pidge desde el sofá, viendo al plan de bufones con recelo. Le comenzaba a doler la cabeza y ganas no le faltaban para lanzarles una botella vacía.

—Alguien debería llevarlos a casa. —añadió Hunk a un lado de Pidge, también mirando a Keith y Lance en el suelo.

—Sí, alguien debería hacerlo.

—Oigan, no se peleen por llevarlos —interrumpió Shiro a sus dos amigos, entrando a la sala.

—No estoy tan mal, puedo irme por mi cuenta. —hablo Keith. Y era verdad, estaba un poco mareado y risueño pero aún podría caminar en línea recta si se lo pedían.

—Tu si... pero Lance no. —el dedo de Pidge apunto al cubano que seguía riendo en voz baja.

El coreano miro a su exnovio, retorciéndose de risa en el suelo al ver como Hunk hacia caras chistosas en su dirección. Era como un niño. Sonrio inconscientemente y camino hasta él, lo tomo por los hombros y lo puso de pie, tambaleándose un poco.