El banquete terminó y los alumnos fueron dirigidos a sus respectivas torres.
Draco se despidió de sus amigos en las puertas del gran comedor, donde se quedó esperando a Hermione. En cuanto la vio, se sintió algo nervioso y cohibido al recordar aquel acto tan tierno que tuvo ella con el antes de subir a las carrozas.
Al verlo ahí de pie, la castaña de inmediato se acercó a él, acentuando también en sus mejillas, aquel color carmín que no la había abandonado prácticamente en toda la noche.
-¿Vamos con la directora?- preguntó la chica.
-S-si vamos- respondió Draco nervioso.
Y se encaminaron a la entrada de la dirección, a la cual era más fácil acceder ahora, ya que el águila que había para llegar a esta, ya no estaba.
Hermione tocó la puerta y escucho con claridad un adelante. Abrió la puerta y entró, seguida de Draco.
-Buenas noches chicos- les saludo ella -Me da mucho gusto volver a verlos.
-Buenas noches profesora- saludo Hermione.
-Buenas noches- respondió algo seco Draco -Le agradezco nos permitiera volver.
Mcgonagall se sorprendió un poco ante la actitud del chico y su comentario.
-No tiene nada que agradecer joven Malfoy- indicó ella -Todos merecen una segunda oportunidad- al oír aquel comentario el chico sonrió, recordando que esas mismas palabras le había dicho la chica cuando acepto ser su amiga.
-Ahora síganme- dijo al tiempo que abría la puerta de su despacho y salía en dirección al séptimo piso.
Cuando la chicos vio a donde llegaron, se quedó sorprendida.
Hermione observo aquella pared y los retratos de sus alrededores.
-Profesora- dijo llamando la atención de la mujer y de Draco -¿No es esta la entrada a la sala de los menesteres?
Draco al escuchar aquel comentario, hizo lo mismo que la chica hace unos instantes. Y después de su breve observación, se dio cuenta que lo que ella decía era cierto.
-Así es señorita Granger, tan observadora como siempre- la mujer le mostró una amplia sonrisa -La sala como tal, se podría decir que desapareció, al parecer un poderoso hechizo la hizo consumirse- ante aquello Draco agacho su mirada, recordaba perfectamente lo que pasó ahí aquel día -Y al reconstruirla, decidimos poner ahí una nueva habitación para los premios anuales posteriores, sorprendentemente, la sala aún conserva aquel poder de dar a sus ocupantes lo que necesita- siguió explicando a los chicos -Así que cuando estén frente a la puerta de la habitación que elijan, piensen que es lo que desean dentro de ella- la profesora estaba a punto de retirarse, pero recordó un detalle importante -Oh se me olvidaba, la contraseña es Gritheryn, cuidado a quien se la proporcionan- y al terminar de hablar, se fue, dejando a los chicos algo pensativos.
-¿Gritheryn?- preguntó Draco.
-Al parecer es la mezcla de Gryffindor y Slytherin- explicó al chico mirándolo a los ojos y sonriendo. Como si fuera algo automático ya, las mejillas de Draco se pusieron rojas otra vez -Entremos- indicó Hermione rompiera aquella ligera tensión.
Así la chica pronunció aquella curiosa contraseña y pudo ingresar, seguida de Draco.
Al entrar ambos chicos se admiraron de lo que vieron.
La sala común que había en aquel lugar era bastante espaciosa, tomando en cuanta de que ahí solo vivirían ellos, tenía una gran chimenea, detalle común en todas las salas, había cuatro sofás, dos individuales y dos de tres plazas, estampados en rojo y verde. El piso lo cubría una gran alfombra marrón y al fondo de la sala, había unas escaleras en forma de “U”, divididas en la parte superior, justo por la mitad por una pequeña barandilla. Al término de estas estaban las puertas de las habitaciones.
-Mmm ¿Qué habitación quieres?- le pregunto Draco a la chica.
Ella se quedó pensativa.
-¿Te importa si me quedo con la que esta del lado derecho?
-No, por mi no hay problema Hermy.
-Bien- le respondió ella con una sonrisa -Vayamos a descansar entonces- indico al chico.
-Si- fue lo único que el chico pudo decir, quería preguntarle a Hermione acerca del pequeño beso que le dio, pero no sintió que ese fuera el momento indicado, aparte que la castaña realmente se veía cansada.
Ambos avanzaron al inicio de las escaleras, cada uno por su lado, ya que al estar divididas por el medio, no podían subir ambos por el mismo lado.
Una vez estuvieron arriba, coincidieron en la pequeña barandilla.
-Buenas noches mi pequeña leona- le deseo sonriente el chico.
-Buenas noches Draco- contestó ella de la misma forman, pero una pequeña mueca se formó en su rostro y la chica lo noto -¿Pasa algo Draco?
-Mmm es que creí que- pero el chico se detuvo -¿Leíste la nota que te envié por la mañana?
Hermione, ante la conmoción de ese día, se había olvidado de la nota.
-Oh es cierto- dijo dándose un ligero golpe en la frente -Herin apenas y llego a tiempo, así que solo tome la nota y la guarde en mi pantalón, la leería cuando estuviera en el tren, pero con todo lo que paso…
-Ah vaya, entiendo- el rubio volvió a sonreír -Entonces cuando la leas me dices que opinas- la chica se desconcertó un poco, pero le dio la razón al chico -Bien, ahora hay que pensar en nuestras habitaciones- comento a la castaña recordado lo que Mcgonagall había dicho.
-Cierto- respondió ella y se paro de frente a la puerta. Cerró sus ojos y pensó en las cosas que le gustaban, Draco al verla la imitó y pasados unos minutos abrieron los ojos.
Se miraron. Sonrieron y al mismo tiempo abrieron la puerta de sus habitaciones.
Al entrar en la suya, Hermione sintió que su corazón se apretaba en su pecho, lo que había en ella, era muy similar a lo que tenía en su habitación en Londres, donde vivía con sus padres.
Vio aquel escritorio lleno de libros, lápices, colores y demás cosas que solía tener, al lado de este, había un librero, reviso los libros que había en el y se sorprendió ver en el varios de sus títulos favoritos.
Un par de lágrimas cayeron de sus ojos.
Se acercó a la cama, la colcha y las sábanas, eran de un tono rosa, pero no demasiado infantil ni intenso, sino uno sutil. Tenía varias almohadas y cojines. Tomó una de las almohadas y la abrazo con fuerza, escondió su rostro en ella y comenzó a llorar con intensidad.
Por otro lado, la de Draco era más, oscura, la cama era grande, tenía sábanas de seda en color verde y una colcha gruesa en color negro, esta era cubierta por un dosel, del cual colgaban unas delicadas cortinas doradas.
Había también un escritorio de caoba y un pequeño librero vacío. El chico abrió el armario que había en la habitación y descubrió que toda su ropa ya estaba ahí. Sacó una pijama de seda en color negro y se puso únicamente el pantalón.
Antes de acostarse, decidió salir al pequeño balcón que tenía. Se quedó un momento mirando la luna, pero el silencio de la noche fue interrumpido por un llanto, el cual al detectar de donde venía, el chico no pudo evitar estremecerse y preocupado regreso a la habitación a buscar la camisa de su pijama y salió. Salto la pequeña barandilla que separaba su puerta de la de Hermione y tocó.
-P-pasa- indicó Hermione, al fin ya sabía quién era.
Al entrar Draco encontró a Hermione sentada en la orilla de la cama, abrazando una almohada, que a juzgar por la humedad que tenía en ella, la chica llevaba rato llorando. Y el apenas se daba cuenta. Se sintió un idiota en ese momento, por no haber acudido a su lado antes.
Se acercó a ella despacio y se sentó a su lado.
-¿Qué pasa Hermione?- le preguntó y acaricio su cabello. La chica no pudo ni responder, se lanzó al pecho de Draco, escondiendo ahí su rostro y mojando ahora la pijama del chico con sus lágrimas.
Draco se quedó en shock, no sabia bien que hacer, el no era de los que sabían consolar. Pero al final, con todo y sus nervios, la abrazo, a lo que la chica respondió aferrándose al cuello de su camisa y aumentando su llanto.
-L-los extraño m-mucho Draco- logró decir la chica entre sollozos. Pero el no entendió bien a que se refería.
-¿A quienes Hermy?
-A mis padres- le explico y su llanto aumento, si eso era posible -La guerra me los quito.
Draco se puso rígido ante aquella declaración, le dolió en el alma escuchar eso y no pudo hacer más que abrazar con fuerza a Hermione.
-Lo siento tanto Hermy- fue lo único que dijo y sintió como de sus ojos escapaban lágrimas de dolor, dolor de ver sufrir a la persona que estaba comenzando a querer.
Así se quedaron largo rato, abrazados, escuchando lo sollozos de la chica, quien lloro hasta que ya no pudo más.
-Gracias por estar aquí Draco.
-No tienes nada que agradecer Hermy, siempre voy a estar aquí mientras tu me lo permitas- explicó el chico regalándome a Hermione una sincera sonrisa, que la chica intento imitar pero no llego a reflejarse en sus ojos.
-Será mejor que trate de dormir- índico a Draco.
-Si, ya es muy tarde y mañana es nuestro primer día- el chico iba a salir de la habitación, pero armándose de valor, regreso a donde la chica seguía sentada -Buenas noches Hermione, si necesitas algo no dudes en ir a buscarme- se agacho hasta quedar a su altura y le dio un casto beso en su mejilla y sin esperar respuesta, apresuró su paso nervioso a la salida. Brinco nuevamente la barandilla y entró en su habitación.
Se quedó unos segundo recargado en la puerta, sintiendo como sus labios ardían después de aquel contacto con la mejilla de la chica.
Por su lado Hermione, coloco su mano en aquel sitio, sintió un calor extraño invadir su cuerpo y sonrió, al fin reflejando algo de felicidad en sus ojos. Suspiro una par de veces, ante la alegría que sentía y después se levantó de la cama. Se acercó al armario de su habitación y encontró todas sus cosas acomodadas.
Busco su pijama y se la coloco, dejando su uniforme sobre la silla que había acomodada frente al escritorio y mientras hacía eso, a su memoria vino un asunto pendiente. Así que regreso al armario y busco hasta localizar lo que necesitaba. Su pantalón.
Rebusco entre los bolsillos y encontró la nota que guardo ahí por la mañana, la desdobló con impaciencia y leyó lo que decía.
Mi pequeña leona:
Estoy muy ansioso de verte, te prometo que en cuanto te vea me animare a hablarte, solo espero que tus amigos no me ataquen.
Y se me ocurrió la mejor idea de como me puedes llamar… Hurón, jajaja. Casi me muero de risa cuando se me ocurrió. Espero te agrade la idea.
Con cariño.
Tu hurón.
Hermione sintió tanta ternura en su interior al leer aquello y una risita se escapo de sus labios. Alejando aquel dolor que sintió momentos atrás.
Se acercó al escritorio y coloco ahí la nota, en los cajones de este busco pluma y pergamino, escribió una nota, la cual contenían una simple línea.
Buenas noches mi hurón.
Tomo su varita y la convirtió en un pequeño avión de papel. Salió al balcón de su habitación y la envió a la de Draco, esperando que el chico la pudiera leer.Y así fue.
Draco estaba recostado en su cama y vio perfectamente como el pequeño avión entraba por el balcón, haciendo que se incorporara de inmediato.
La nota calló sobre su regazo y de inmediato la tomó. La desdobló y su rostro reflejo la más profunda felicidad, Hermione leyó su nota y no solo eso, se tomó la molestia de darle las buenas noches diciéndole como el le había sugerido.
Pero lo que más hizo mella en su corazón, fue leer que ella escribió “Mi hurón”.
Se volvió a recostar y con la más bella y sincera sonrisa que jamás había expresado en su vida, se durmió.
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Eres Mi Luz (Draco Y Hermione)
FanfictionLa guerra mágica había terminado, todos eran libres del mal que los rondaba, pero no todo era felicidad. En especial para dos corazones solitarios que sentían que nadie sufría más que ellos. Pero por azares del destino estos corazones se unen y logr...