iiii. - » Winter Wonderland.

357 40 26
                                    

Sleigh bells ring, are you listening?,

In the lane, snow is glistening.

A beautiful sight,

We're happy tonight.

Waliking in a Winter Wonderland.

Later on, we'll conspire,

As we dream by the fire.

To face unafraid, the plans that we made,

Walking in a Winter Wonderland.

Winter Wonderland. - Michael Bublé.

(Éste capítulo tiene una parte que se narra en tercera persona; he hecho ésto porque quiero que Willow sea la que narre principalmente, pero también quiero que sepáis cómo se sienten ciertos personajes o qué recuerdos tienen y pensé que sería mejor narrar desde una tercera persona. Espero que disfrutéis del capítulo ya que es larguito .xx)

Recuerdo cuando mi madre solía decirme que el mundo era un pañuelo y que, cuando menos te lo esperas aparece una persona; la que menos te podías imaginar encontrarte, en el momento y lugar adecuado; o inadecuado; dependiendo de la situación.

Ése definitivamente no era ni el momento, ni el lugar, ni la situación ni la persona adecuada.

La garganta se me resecó; provocando un repentino torrente de tos por mi parte. Mi rubio amigo me lanzó una mirada preocupada, la cual yo rechacé devolviéndole un gesto que restaba importancia a mi pequeño ataque.

Cogí el vaso de agua que reposaba en la mesa que ocupábamos y bebí a pequeños sorbos; olvidándome de la sensación de mejillas ardientes en el rostro. Mientras bebía, vi cómo Ashton hablaba con él; supuse que estaba pidiendo su comida. Mi suposición se dio por correcta por el pequeño asentimiento del camarero y los movimientos de sus ágiles y elegantes dedos deslizando el negro bolígrafo por la cuadrada y pequeña libreta que sujetaba con su mano derecha.

Vi que alzaba la mirada y la enredaba con la mía; castaño avellana contra azul luminoso. Su mirada era sobrecogedora; incluso intimidante. Sólamente suavizada por la sonrisa que siempre llevaba colgada; como un nadador con su medalla orgullosamente colgada del cuello.

Llevaba un atuendo distinto; su gruesa camisa de cuadros había sido sustituida por una inmaculada camisa blanca; sencilla, que hacía que su tez pareciera aún más pálida. Sus estilizadas piernas estaban cubiertas por unos casuales tejanos, complementando sus brillantes ojos. Rápidamente, volví mi vista hacia su rostro; tenía ambas esquinas de la boca curvadas hacia arriba, formando una burlona pero sincera sonrisa. Tenía el cejo fruncido pero el destello que cruzó sus ojos delataba tal burlería.

Vi cómo sus finos y rosados labios articulaban algo; ininteligible para mi persona.

De repente sentí una mano zarandeándome el brazo.

Wil” oía la voz lejana de mi amigo, “Wil, ¿estás bien?”

“S-sí” afirmé a nadie en concreto, acentuando el monosílabo, saliendo de mi curioso trance.

“Que qué desea la señorita” contestó el chico, reprimiendo una sonrisa mientras escondía sus azules orbes tras un abanico de claras pestañas.

Escombros. | n.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora