43 Las Gözde

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Palacio Topkapı a finales de 1533

La Valide Sultán no estaba bien, aquella enfermedad la aquejaba más en los últimos días y no quería que Süleyman lo supiera.

Mihrişah Hatun preparo un té de hierbas verdes para calmar la inflamación en su garganta, la sultana sangraba cada vez que tosía.

— Allah eres el más grande — dijo la sultana en un pequeño susurro — porfavor todavía no es tiempo.

— ¿Se siente bien Valide Sultán? — inquirió Esra Kalfa a su lado.

La mujer con una corona sobre su cabeza.

La madre del imperio.

La dama de hierro.

— El sultán debe saberlo mi señora — dijo Mihrişah Hatun — él encontrará la cura a su dolor.

— No, él no debe de saberlo — ordeno la Valide Sultán — se los ordeno.

Mihrişah y Esra Kalfa asintieron.


                            ***

Harén de Topkapı

Las demás damas del harén preparaban a la joven para estar una vez más con el sultán del mundo. Atike era vestida con hermosos perfumes y bellos aretes y pulseras, desde que se convirtió en gözde del sultán tuvo todo lo que cualquier mujer deseaba a su disposición.

Lamentablemente para su suerte, estaba a merced de la poderosa sultana.

De una sultana que la arrojaría al mar de ser necesario.

— La Sultana Hürrem pidió verte hoy querida — le dijo Ayşe Dilay — ten cuidado, sabe que Su Majestad ha pedido verte nuevamente y tratara de darte algún líquido o hierba para que no seas fértil.

Desde que estuvo con el sultán meses atrás, no había logrado darle ni un hijo algo que a muchas de las jóvenes se les hacía extraño y culpaban a la Sultana Hürrem.

— Si está noche intenta darte algún medicamento o hierba podemos hablar con la Valide Sultán — dijo su amiga Ayşe Dilay — y verás que se encargará de la Haseki Sultán.

La joven sonrió, aquello le parecía imposible, desde hace muchos días la Valide Sultán no se había dejado ver por lo que la presencia de la directora del harén era cómo la de una visita a ok doctor para las chicas.

— La Madre Sultana ha estado indispuesta y no ha recibido las quejas — dijo Atike — ¿Que sucedió con Hüma Hatun?

Para ninguna de las chicas era un secreto que le habían quemado el rostro y que desde ese día la tristeza y el dolor la introdujeron en una profunda crisis y depresión, ahora la joven era como un fantasma en el harén, ya el sultán no la llamaba a su lecho.

— Tendré cuidado, como dijo Afife — dijo Atike — no te fies de ninguna sultana.

                               ***

La Sultana Hürrem tenía enfrente suyo a Rasa Hatun quién le sirvió por muchos años desde que llegó al harén del sultán, ahora la joven tomaba la oportunidad de casarse con un paşa importante en el imperio.

El mismo sultán prefirió pedirle a su madre que casará a su concubina.

— Mi señora fue un placer estar a su servicio estos años — dijo Rasa Hatun — Allah sabe que cada momento de mi lealtad fue por usted.

Hürrem (EDICION) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora