54 La imagen de Ibrahim Paşa

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1536, inicios

El paşa y la Sultana se habían encargado de limpiar la escena del crimen que les habían enviado, İbrahim Paşa le envió una carta al príncipe para contarle lo que les había sucedido. Mustafa también le envió una carta, contando que su madre no había salido de sus aposentos en semanas desde lo ocurrido. La Sultana fue la única que pensó que era un error seguir creyendo que Hürrem era la misma de años atrás, hoy más que nunca tenía más aliados a su alrededor.

İbrahim era un hombre astuto e inteligente. No se dejaría derrotar por ninguna Sultana y menos por una mujer como decía constantemente, para el paşa era una vergüenza lo que les había pasado y en su propio palacio.

— Sultana — la llamó una de sus sirvientas a su servicio — ¿Desea algo?

Hatice sonrió.

— Beyhan vendrá unos días al palacio, arregla porfavor sus aposentos — dijo Hatice.

— El sultán le envió una invitación, desea que acudan a una cena su esposo y usted — le dijo la criada — ¿Desea que duerman a sus hijos temprano?

Hatice asintió.

— Confirma mi asistencia y la de Ibrahim en el palacio del sultán — dijo Hatice Sultán — ¿Sabes quién más estará Nilüfer?

Nilüfer Hatun asintió.

— Haseki Hürrem Sultan, sus hijos y un embajador importante — dijo Nilüfer Hatun — Además Şah Sultan y Lüfti Paşa estarán ahí.

Hatice Sultan sonrió, detestaba sin duda a Hürrem. Desde la muerte de su madre, Süleyman le otorgó poder total sobre el harem y el palacio. Hürrem enloqueció la cabeza y el corazón de su amado hermano, no había minuto o segundo en el que ella no estuviera presente en algún acto público. Hürrem tenía la facilidad de ir y venir a donde quisiera, como mujer libre y esposa del sultán tenía un gran poder.

***

Desde la corona en tu cabeza, hasta el anillo en tu dedo...

Hürrem Sultán recordó las palabras de la difunta Valide Sultán, desde que la Sultana Ayşe Hafsa falleció algunos la culpaban de su muerte. Un año se cumplía de la muerte de la madre del sultán, en el corazón de Hürrem habían muchas emociones.
Ayşe Hafsa no era una mujer mala y cruel, simplemente lo ocurrido con ella era algo tan insólito, sentía mucha pena por lo que había pasado. Aunque Hürrem Sultán sabía que la única culpable de la muerte de la Valide fue ella envenenando su comida.

Que Allah te perdone Hürrem

Era la voz de la Valide, Hürrem nunca se pudo despedir de ella, el remordimiento carcomía su corazón con un sentimiento de angustia y dolor.

Estarás maldita toda tu vida Hürrem, te lo aseguro — escuchó la voz de la Valide en su sueño — Yo misma vendré por ti querida.

Hürrem Sultán despertó de golpe, en su espejo la vio y se desvaneció.

— Sultana — dijo Sila al verla despierta — ¿se siente bien?

Hürrem trato de sonreír, pero su rostro solo reflejaba angustia y dolor.

— No han regresado, ni Kemer ağa ni los demás — dijo Hürrem.

— Regresaron en la tarde Sultana, Mihrişah Hatun y Esra Kalfa están en el palacio descansando ya — dijo Sila Hatun — Entre porque escuché que gritó y me asusté, pensé que algo le habría ocurrido señora.

— Sila Hatun — sonrió Hürrem — Soñé con la difunta madre sultana, algo me dice que no descansa en paz.

— Allah mediante lo hace señora — dijo Sila Hatun — Solo son sueños señora, la última vez yo soñé con la querida Nur Hatun. Que Allah la tenga en su reino.

Hürrem (EDICION) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora