Capítulo 4

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Stella Do' Santos se inclinó sobre la barandilla del pórtico sin levantarse de su mecedora. Era un típico día en la ciudad del sol. El clima se sentía ligeramente frío con un toque de humedad que tenía a los habitantes abriendo las ventanas y abusando del aire acondicionado.

El libro entre sus manos tenía una cubierta verde y esquinas enchapadas en oro falso, se veía muy verde y extravagante, para nada demostrando el motivo de su existencia. Se lo había dado el Reverendo Gio, con la intención de que lograra sobre llevar la perdida de su querida Carolina y se titulaba “El amor de Dios Ante el Dolor".

Stella, que siempre había llevado una vida sustentada en su religión, no le hacía gracia que el asesino de su pequeña no hubiera sido atrapado debido a uno de los miembros de su iglesia. Pero sobre todo, no le hacía gracia que su nueva vecina estuviera recibiendo al responsable en su casa. Sabía lo que él le estaría diciendo, el mismo discurso que le había dado a la congregación en el funeral de su hija, justo cuando ella había cruzado las puertas de la iglesia hacia la salida:

Nuestra querida hermana en Cristo, Stella Do' Santos, ha perdido a su pequeña Carolina a manos de un atroz asesino y es menester que cuidemos de ella. Estén atentos a su comportamiento. Puede ser errática algunas veces y conllevar a la violencia. Tiene la insólita creencia de que uno de nuestros mas respetados miembros, fue el responsable de su desgracia. Pero no es su culpa, es el dolor hablando por ella. Y es nuestro deber orar para su sanación espiritual.

Aun podía sentir el amargo sabor del odio en la punta de su lengua, el ácido quemando en su estómago por la forma tan deplorable en la que habían menguado el asunto, relegándolo a un simple hecho desafortunado.

Incluso los periódicos dudaban de la veracidad de los hechos que la iglesia proclamaba, pero mientras la mayoría de los miembros de la comunidad defendiera a los culpables jamás se esclarecería el asunto.

Sin embargo, había alguien que si estaba al tanto de lo que realmente había ocurrido.

La llamada se había hecho alrededor de las 05:00 am. Una mujer de voz aguda decía querer hablar con ella en nombre de una persona que tenía pruebas que podrían llevar a resolver el caso de su hija.

Decía llamar a favor de Lou Alberinni.

Stella a quien los sucesos del periódico no atraían su atención, se encontró conque el nombre le resultaba familiar, y para confirmarlo le preguntó a la mujer:

- ¿El detective Alberinni aún está en el departamento de homicidios? - Dijo, dando a entender que sabía quien era el hombre y por qué la llamaba.

La mujer para nada sorprendida, respondió:

- No. Pero esto es más grande de lo que usted piensa. El detective Alberinni se ha topado con pequeñas pistas que lo llevan a creerlo, están regadas desde eventos aislados para él, hasta hechos tan frecuentes que sus colegás mas cercanos se han visto involucrados.

Segura de lo que decía, la mujer le dio 1 minuto completo para procesar lo dicho, y continuó con:

- Si quiere saber la verdad sobre lo que pasó con su hija, acerquese al edificio Oliveira, en el piso 3 apartamento 24-D. Le aseguro que allí encontrará a personas dispuestas a ayudarla.

- Tal vez lo haga.- Respondió Stella. Los nervios cubrían su voz y apretó los dientes para evitar que se notaran.

- En ese caso, la esperamos. Y... Sra. Do' Santos?... Lo siento mucho por su pérdida. Habló suavemente la mujer.

- Gracias. Espero que esta llamada valga la pena.-  Dijo y cortó apresuradamente.

Los latidos de su corazón hacían eco en sus sienes. Tal vez era la falta de sueño, pero sentía que finalmente estaba dando un paso en la dirección correcta. Aunque quizás no debió colgar tan apresuradamente, pero es que la ansiedad la tenia bajo presión.

Sacudió ligeramente su cabeza para deshacerse del recuerdo, y volvió a contemplar la horrible portada del aquel libro tan asquerosamente feo. Bien podía aceptar la falsa verdad que su iglesia intentaba venderle y tratar de convivir con el dolor, o podía ir hasta el apartamento 24-D y descubrir la verdad absoluta. 
Dejó el libro sobre la mesita que se encontraba a su lado y partió en busca de venganza.

Hilos SangrientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora