Cap. 26

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Pasando el tiempo, ambos nos habíamos vuelto muy cercanos, y todo el tiempo estábamos en el lago.
No nos importaba tener la autorización de Arturo, sólo queríamos ser felices

Eso sí, a Lancelot al principio le molesto un poco mi personalidad. Como hablar con los aldeanos y pedir que me llamen sin tanta formalidad si deseaban. Pero al final terminó acostumbrandose...

Yo terminé enamorada de el, pero no sabía si el también sentía lo mismo.

Sabía que era «esposa» de Arturo, pero yo no lo sentía así, es más, nunca estaba en el castillo y rara la vez que fuese lo contrario.

[…]

Era tarde, y me encontraba sentada al lado del lago, y Lancelot estaba a mí lado...

—No pensaba que este lugar fuera tan tranquilo...

—Lo se... Desgraciadamente, me tuve que ir de este lugar. Todo por ser obligada a casarme con el Rey...

—Y tu no lo amas, ¿Verdad? —le presta atención

—No. Además si no lo hacía el destruiría este lugar. Sólo por quererme a su lado...

—Hmph, nisiquiera se queda en el castillo...

—Al menos, siento que en este lugar tengo lo que resta de mí libertad— menciona mientras junta sus manos y las apega a su pecho y sierra los ojos

—También me tienes a mi Nimue... — toma si mano y la entrelasa

—Es verdad...— toma su otra mano y hace lo mismo —...Al menos te tengo a mi lado...

Esa tranquilidad, me calmaba, estar a su lado...

Nos miramos a los ojos, y aunque fuera un tiempo cortó, para mi pareció eterno.

Nos acercamos y nuestras respiraciones chocaban, pero cortamos la distancia con un besó que a mi parecer fue muy tierno

Pero no duro mucho, ya que nos separamos al escuchar los cascos de caballo dirigirse a nosotros.

Ambos decidimos levantarnos y observar a los caballeros que llegaban.
Terminaron rodeandonos y de entre todos me encontré con Arturo...

—¡Me traicionaste Nimue! Supongo que ya sabes las consecuencias...

—Ella no tiene la culpa— menciona delante de ella

—¡Y ahora resulta que eres un traidor. Atrapenlos!

Lancelot hizo todo lo que pudo para protegerme, pero nos terminaron separando, causando que soltara su mano...

En ese lugar, si alguien osa traicionar al Rey, lo termina pagando con la muerte...

Llegamos al castillo, y a Lancelot como a mi nos llevaron al calabozo uno frente del otro, para observar el sufrimiento que le toca a cada quién

[…]

Me encontraba recargada en la esquina del calabozo, ocultando mi rostro en mis rodillas, no recordaba cuantos días llevábamos ahí, pero lo que si se, es que a Lancelot le tocaban los castigos más viles que pudiese imaginar...
Ya que con tal de verlo, sentía culpa por haberlo entrometido...

Me estaba quedando dormida, pero desperté al escuchar como quitaban el candado de mi celda y escuchar los gritos de Lancelot, pidiendo que no me hicieran nada...

El guardia entró, y me tomó el brazo con rudeza causando que soltara un pequeño gemido de dolor. Me pusieron una bolsa en la cabeza para no ver el castigó que me tocaría...

Rato después me quitaron la bolsa, mostrándole a los aldeanos, a la persona que pagaría caro...

Muchas personas gritaban pidiendo que no me hicieran dañó, otros solo gritaban que me torturaran de una y mil formas

Me di cuenta que Lancelot se encontraba a mi lado, estando en la misma situación que yo, solo quieren que presenciemos la muerte del otro...

—¡¡Pueblo mío, en este día, precensiaran la muerte de dos personas bastante importante para nuestro hogar!!

—¡Por favor, no los maten!... — menciona una niña mientras sollosa

—Tranquila no los mataremos... —los mira sobre su hombro—...Sólo haremos que pasen un rato en el otro lado...

Lo único que hice en ese momento fue cerrar mis ojos y sonreír. Lancelot nunca a entendido el porque de mis sonrisas en las peores ocaciones... Pero... sonreír un poco en estos momentos no es malo... ¿No es así?...

A ambos nos tiraron, haciendo que calleramos de rodillas y pusiéramos nuestros cuellos en la última distancia que nos quedaba

Lancelot sólo se dedicaba a mirarme de forma confusa, por verme sonreír, pero después comprendió la razón y decidió devolverme el gestó.
Así que decido voltear a ver a la gente...

—¡Tranquilos por favor...! —la gente se queda callada— Aunque, nosotros muramos... nuestra escénica se quedara en este lugar, son parte de nuestra familia...

Sin darme cuenta, las lágrimas resbalan por mis mejillas y las personas comenzaban a gritar más fuerte...
Volteó a ver a Lancelot y me sonríe con orgullo y alegría, mientras sus ojos se cristalizan...

Era la primera vez que lo veía en ese estado, no lo aguanté más, y empecé a gritar su nombre desesperada, esto lo cause yo... era mi culpa, definitivamente...

El no se movía ante mis gritos, solo sonreía...

—¡Esto, amigos míos, son las consecuencias d la traición!...

—¡¡¡LANCELOT....!!!

No Quiero Perderte [SHADAMY]  (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora