La quedada

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Queda una hora y media para que Carlos venga a recogerme. Sí, me he quedado dormida.

Bajé corriendo a la cocina para tomarme un vaso de leche y una tostada con mantequilla, no quiero desayunar mucho ya que en un rato iba a comer con mi amiga y mis vecinos. Mi hermana no va a poder venir porque tiene que estudiar para un examen que tiene mañana.

Subí a mi baño, me cepillé los dientes y me duché lo mas rápido que pude. Me dirigí a mi armario y saqué de él una blusa verde claro y unos jeans. Busqué unos botines marrones y me los puse.

Me delineé los ojos con un negro no muy potente, apliqué máscara a mis pestañas y mis labios los pinté de un rosa ni claro ni oscuro. Luego me alisé el cabello y con unos ganchillos recogí mi largo flequillo.

Busqué el bolso que hacía juego con los zapatos y guardé en él mi monedero, unos pañuelos, las llaves de la casa y el móvil. Ya estaba lista, así que decidí sentarme en el sofá del salón y escuchar música mientras esperaba a que Emma llegase en los próximos cinco minutos. Había quedado con ella un rato antes porque normalmente le gusta llegar muy justa, y así no correría riesgo de llegar tarde. Estaba nerviosa, ya era su hora y no llegaba, cogí mi móvil y miré el WhatsApp. Se había conectado hace un minuto, ¿eso quería decir que estaba en su casa? La mato. Me puse a petarle el chat, pero los mensajes no le llegaban.

Sonó el timbre, debería de ser Carlos y su hermana, mierda. Con cada paso que daba hacia la puerta me ponía mas nerviosa, hasta que finalmente llegué y la abrí.

— Yo a tí te mato. Estás para una urgencia... que por cierto, ¡lo es! — Emma estaba enfrente mía como si nada.

— Que exagerada eres Vianna.

— No me tires de la lengua, no me tires de la lengua... ¡Mira! — dije señalando a mis vecinos que estaban cerrando la puerta de su casa.

— Bueno pero lo que importa es que he llegado a tiempo ¿no?

— No. — dije fríamente — Como llegues tarde otra vez más te

enteras...

— Que si, que si. — dicho eso entró en casa dejándome sola frente a los dos hermanos que estaban a 3 pasos de mí. Yo la mato.

—Hola, ¿listas? — Carlos ya estaba delante de mí saludándome, tenía cogida la pequeña mano de su hermana, que sigue siendo adorable.

— Ehh si, claro. Bueno eso creo. Pasad un momento y ahora nos vamos ¿si?

— Vale, no hay problema. — me dedicó otra vez esa sonrisa que... ¿me encanta? Pff, es que las cosas como son, está muy bueno, para qué mentir.

Cerré la puerta y fui a buscar a Emma, ¿dónde se había metido? Me volvía loca esa chiquilla.

Miré en todas partes, solo me quedaba la cocina, y obviamente estaba allí. Estaba hablando con mi madre, seguro que la había 'raptado' aunque se lo merecía. Pero ya había sufrido bastante, así que fui a rescatarla.

— Bueno mamá que nos tenemos que ir ¿si? — le di un beso en la mejilla y salí de allí con mi amiga agarrada a mi mano.

— Gracias, te debo una. 

— Me debes muchas, bonita.

— Tampoco tantas... no seas exagerada.  — me miró de reojo como si de verdad estuviera exagerado,  já.

— Mira no empecemos.

Una vez estuvimos las dos en el salón me disculpé con los invitados por la tardanza y salimos todos a la calle. Nos dirigimos a la parada del autobús que había en la acera de enfrente, y mientras esperábamos Eli nos contaba la película de Barbie que vió ayer.

Llegó el bus y entramos en fila india, cada uno pagando sus respectivos viajes. Emma se sentó con Eli, haciendo que Carlos y yo estuviésemos juntos. No malinterpreten nada, solo me encargaba de situarle las tiendas, cines, parques, restaurantes y demás edificios de la ciudad.

— ¿Ves ese estanque de allí? — Carlos asintió — Sus peces son preciosos, seguro que a Eli le encantaría verlos.

— Entonces deberías llevarnos la próxima vez ¿no? No pretenderás que recuerde todos los sitios de golpe ¿o si?

Reí tontamente y volví a mirar por la ventana. Me percaté que faltaba una parada para bajarnos, así que me levanté del asiento para darle al botón cuando el autobús frenó de golpe haciéndome perder el equilibrio y caer encima de Carlos.

Éste me sujetó de los brazos para no caer completamente sobre él mientras me miraba un poco incómodo debido a la gran cercanía que había entre nuestras caras.

En cambio, Emma contemplaba la escena a la vez que retenía la risa y sujetaba a Eli por el anterior frenazo.

— Vaya lo siento... — estaba cortada ¿vale?

— No tranquila, no pasa nada. ¿Te has hecho daño?

— No, estoy bien. — dije mientras me ayudaba a levantarme y le daba al botón por mí. — Gracias.

Unos segundos después el vehículo paró y nos bajamos. Esta vez la pequeña me agarró de la mano y empezó ha hablarme de sus anteriores amigas y sus 5 novios, al parecer no era la única que pensaba que Eli es adorable. Al mismo tiempo mi amiga le decía el nombre de las calles y las avenidas por las que pasábamos a Carlos.

— Tengo hambre Vianna, y me duelen las piernas...

— ¿Tu también? Que pena, ¿quieres que te cargue?

— ¡Sii! Cógeme en brazos por favor.

Que niña mas mona, por favor me decía, te la comes. La cogí y con cuidado fui a paso ligero hasta donde estaban los otros dos.

— Chicos, tenemos hambre ¿y vosotros?

— Bastante, la verdad. ¿Por qué llevas a mi hermana?

— La pobre tiene hambre y está cansada.

— Lo que tiene es mucha cara.

— Oyee no le digas eso, es tu hermana. — dijo Emma con envidia,  ella siempre quiso una hermanita pequeña,  pero lo único que tiene es un hermano mayor al que le gusta molestarla y chincharla.

— Vale vale, lo siento. ¿Y dónde vamos a comer?

— En el McDonald's, ovbio. — a mi amiga y a mi nos encanta sus hamburguesas, pero sobre todo las patatas.

Nos dirigimos al establecimiento y cada uno pedimos lo que quisimos y buscamos una mesa grande en la que poder sentarnos.

La verdad esque estaba siendo una quedada agradable. Me daba que íbamos a terminar como buenos amigos.

Terminamos de almorzar y decidimos ir a una heladería que había cerca del instituto, ya que era famosa por su helado de kinder (mi favorito).

— Dios este helado está buenísimo. — ese era un Carlos entrando en éxtasis.

— Lose, amo el helado y amo el kinder.

— Vianna si pudiera se casaría con el dueño de una heladería. — dijo Emma entre risas y le seguimos todos.

Después de aquel sabroso postre cada uno se fue a su casa. Fue llegar a mi habitación, ponerme algo cómodo y tirarme en la cama. Estaba agotadísima, creo que me quedé dormida casi al instante.

Holaaa aqui les dejo este capítulo, espero que os guste y ya sabéis: votad, comentad y seguidme!

Se que tardo bastante en subir, pero esque estoy bastante ocupada con varias cosas, pero como ya he dicho varias veces, siempre que pueda me pondré a escribir para poder subir mas o menos de manera seguida.

Bueno muchisimas gracias a toodos

por leer mi novela y apoyarme.

                    

                             Adiooos y besoos

¿Un amor de verano?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora