"Te agrada Joy?"
‒‒ ¿Mai estas bien?. ‒‒ La voz preocupada la melliza de la ojos morados sonaba del otro lado de la puerta mientras una triste y traicionada Mai se hallaba en el frío suelo. Descubrió recientemente que era la amante de su novio, descubrió que solo era un simple juguete sexual que satisfacía a su amado. ‒‒ No has comido nada desde que llegaste a casa... ‒‒
‒‒ .... ‒‒ Silencio, la chica se limitaba a quedarse callada. ‒‒
‒‒ Mai, se que te dolió el hecho que tu novio te engaño todo el tiempo. ‒‒ Pauso intentando hallar las palabras para que la joven no se deprimiera mas de lo que estaba. ‒‒ Pero si piensas mejor ¡El no te merece es solo un sinvergüenza de los demás que te encontraras en esta vida y la próxima! ‒‒ En ese momento la de cabello blanco exploto. ‒‒
‒‒ ¡¿Entonces por que no me ama?! ¡¿Por que no me prefiere a mi!? Yo soy mejor que ese debilucho, flacucho, inservible. ‒‒ En ese momento una abofeteada fue dirigida a la menor de las hermanas, sus ojos se abrieron en par en par al reaccionar por la acción de su hermana. ‒‒ ¡Como te atreves!. ‒‒ Ella estaba enfadada, eso se notaba, ¡Como se le pasaba por la mente de su hermana darle una bofetada a ella! ‒‒
‒‒ ¡No digas tonterías!. ‒‒ Respondió la mayor con algunas lagrimas de enojo en su aparentemente delicada cara mientras los ojos morados de la contraria que siempre mostraban alegría cada vez que hablaba de Bonnie en ese momento eran manchados por la tristeza y el enojo de la noticia. ‒‒ Una sabandija es lo que es, nunca intentes buscarle lo bueno, a menos que en el futuro cambie de verdad, no intentes incriminar a los demás de algo que no hicieron, ¿¡No has pensado que si tu eras la otra, la persona con la que estaba saliendo no sabia de tu existencia?!. ‒‒ Respondió ferozmente mientras intentaba entrar en razón a su querida hermana mientras intentaba soportar el llanto. ‒‒
‒‒ Yo... ‒‒ La albina, quien empezó a razonar, miro a su hermana y nuevamente rompió en llanto, ya era la 4 vez del día; aunque había entrado en razón no significaba que no se sentía mal por el engaño, por lo contrario, ella se sentía como una completa tonta, había sido engañada y eso no lo perdonaría, había sido lastimada y eso no lo dejaría pasar, había sido un hazme reír para su "novio" y eso el lo iba a pagar muy caro. ‒‒
‒‒ Horas después de tranquilizar a Mai y que comiera algo. ‒‒
‒‒ ¡Oh! Por cierto pase por tu casillero por que pensé que habías dejado algo allí y cuando lo abrí había una carta. ‒‒ Pauso para acto seguido darle la carta. ‒‒ Toma. ‒‒
‒‒ Gracias. ‒‒ Respondió para luego despedirse de su hermana que iba a la casa de su respectiva mejor amiga. ‒‒
‒‒ Mm esto me recuerda a la carta que dejaron papá y mamá. ‒‒ Comentó algo nostálgica, aún recordaba la dulce voz de su madre al cantarle una nana para que ella y su hermana al fin vallan a dormir, ella suspiro, aunque ella quisiera no podía cambiar el pasado y si lo lograra simplemente se cuestionaba ¿Que hubiera pasado? Silencio, era lo que recibía cuando la chica preguntaba aquello a su hermana puesto que tanto como su melliza no sabía la respuesta. ‒‒
‒‒ Ahora que ella lo pensaba mejor siempre había sido diferentes a las demás personas que conocía, Maggie, Chica, Felix etc... Su modo de ser siempre había asustado a sus posibles nuevos padres, a sus posibles nuevos amigos y sobre todo preocupado a la mayor de las mellizas, temía que nadie las aceptaría y por un tiempo aquella chica pensó que solo necesitaba a su hermana y a nadie mas, claro, hasta que conoció a lo que son hoy sus mejores amigas. ‒‒
‒‒ ¿Te agrada Joy? ‒‒ Leyó en voz alta con curiosidad, ¿Joy?, "¿La chica de aquella vez?" Se pregunto confundida, ¿Que tenia ella que ver? ¿Acaso todo el mundo la odia? Agarro un lápiz y empezó a escribir todo lo que se le pasaba por la mente ‒‒

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¿Satisfechos? (Cancelada)
FanfictionJoy Golden, es una chica dulce y amable que tiene una vida afortunada, sus padres son millonarios, administradores de la empresa familiar, tiene un novio atento y cariñoso y unas amigas estupendas pero todo cambio cuando todas las personas que creía...