Reality [VKOOK] {Bts}

Reality 11

Una alarma sonó dentro de Jungkook al recordar porque se había metido bajo la mesa. Miró hacia la caja y luego hacia todos los sitios que podía ver de la cafetería desde su posición. No estaba. Salió de debajo de la mesa y se sentó en su sitio. Taehyung le imitó mirándole intrigado.

- ¿Puedes explicarme por qué hiciste eso? Por favor.

- ¿Cuál? ¿Besarte? - fingió que no sabía a lo que se refería - Somos novios, ¿no puedo hacerlo? Me gustan demasiado tus labios.

- Jungkook. Sé que sabes a lo que me refiero. ¿Sabes que puedes hacerme sospechar cualquier cosa? Las relaciones se basan en la sinceridad y en la confianza. Cuéntame porque te escondiste bajo la mesa.

- No todas las relaciones se basan en eso. ¿No es el amor suficiente?

- Todas las relaciones que funcionan bien. El amor no es suficiente si no hay respeto. 

- Sinceridad y confianza. Si dices que se basan en eso... ¿no puedes solo confiar en mí y no preguntar más? Por favor.

- Está bien - suspiró - Confío en ti. 

- Eres como muy... reflexivo. Piensas mucho las cosas.

- Y tú no las piensas nada.

- Los polos opuestos se atraen.

- Tengo que ir a cuidar de mis hermanos. ¿Nos vemos mañana también aquí?

- Claro, hyung.

- Adiós Jungkookie - se levantó y le besó la frente.

- Hasta mañana, hyung.

Tehyung se fue y Jungkook volvió a quedar solo. Miró la pared de enfrente mientras bebía de su batido aún no terminado. Suspiró. ÉL nunca pensó que sería así. Él pensaba que en una relación todo serían arcoiris y mariposas. Que su novio le llevaría cada día un regalo diferente, verían películas mientras se susurraban palabras de amor, comerían espagueti hasta que sus labios se encontraran... Escenas típicas de libros y películas le surgían en su cabeza, pero en realidad no era así. Al menos no con Taehyung.

Se veían en la cafetería, hablaban de cosas normales y ya. De no ser por aquellos mágicos besos y esas miradas de amor, parecerían dos amigos más. Las expectativas de Jungkook eran demasiado altas. Pero era feliz. A pesar de que le gustaría que las cosas fueran más como los libros con los que siempre soñó, le hacía feliz tener al mayor a su lado. Para que mentir, sus brazos eran el lugar mas  maravilloso del mundo y solo por ellos había dejado de tener tantas ensoñaciones.

Suspiró. Odiaba ser tan dramático. Todo estaba bien, no tenía que complicar las cosas. 

Se levantó de su asiento y caminó hasta la puerta, pero no se esperaba que unos brazos le arrastraran de golpe hasta un callejón. Mierda, el no se había ido, solo se había escondido.