Las buenas, las malas y Lincoln

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Los agudos y mecánicos pitidos de la alarma del teléfono de Leni sonaron bajo su oído, en parte debido al ruido amortiguado por la almohada que actuaba como una barrera que anulaba el sonido. Al principio, los chirridos de la rejilla no hicieron nada para ayudar a Leni a no hacer mucho más que agitarse y refunfuñar, pero finalmente la sacaron de su ciclo de sueño.

Con algunos soñolientos murmullos y un esfuerzo mínimo, Leni finalmente pudo alcanzar la parte de abajo de su almohada y presionar el botón para silenciar su alarma, esa era una tarea que estaba arraigada lo suficientemente profundo en su cerebro como para lograrlo mientras estaba medio despierta con su antifaz para dormir puesto.

Después, dejó escapar un fino y pequeño bostezo, todavía demasiada soñolienta y letárgica para hacer mucho más después de que despertase. Tuvo un sueño maravilloso anoche, y casi se entristeció al ver que tendría que dejarlo atrás para comenzar un nuevo día de clases.

"Ah, y estaba tan cerca de darle a mi gatito de regaliz un beso en la nariz", pensó Leni mientras levantaba sus manos para quitarse el antifaz para dormir de sus ojos.

Con rápida precisión, agarró el antifaz, se lo quitó y se lo echó sobre su cabeza... sólo para quedarse cara a cara con una sonriente Lori, que se inclinaba hacia ella lo más cerca que podía mientras estaba de pie al lado de la cama de su hermana.

La vista inesperada, que era inquietante por sus propios méritos, hizo que Leni soltara un pequeño chillido mientras sus ojos casi se salían de sus cuencas debido al susto inicial.

‒ ¡Hola, Len-Len! ‒ trinó Lori, aparentemente sin darse cuenta del susto de su hermana menor.

El corazón martilleante de Leni se desaceleró y sus nervios se calmaron por la sensación de confusión encontrada en el saludo.

‒ ¿Quién es "Len-Len"? ‒ preguntó Leni, frunciendo el ceño y señalándose a sí misma. ‒ Soy Leni.

Sin embargo, pasaron unos segundos antes de que comenzara a cuestionar su declaración, y sus ojos se abrieron.

‒ O... ¿no lo soy?

Lori se rió y acercó una mano a la cara de Leni para pellizcarle suavemente la mejilla izquierda, ajena al gesto de indignación de Leni.

‒ ¡Es un apodo, tontita! ‒ bromeó ella, mientras empujaba la carne ligeramente en su agarre.

Para cuando Lori le había soltado la mejilla, presumiblemente para hacer otra cosa mientras actuaba más loca que un plato de "Kooky Krisps", Leni comenzó a darse pequeñas sobadas en el área afectada para luego mirar rápidamente por encima de sus brazos.

Después de asegurar de que su mejilla no hubiese quedado deforme, la hermana modelo procedió a fruncir el ceño cuando se volvía hacia Lori. Tal vez no era muy lista, pero sabía que lo que había hecho ella no estaba permitido ni en lo más mínimo para su persona.

Sin embargo, antes de que pudiera encarar a Lori, la hermana mayor volvió a su lado, agitando su teléfono en su mano con entusiasmo.

‒ ¡Casi lo olvido! ‒ exclamó Lori.

Leni se encogió de hombros.

‒ ¿Olvidar qué?

‒ ¡Selfie de hermanas!

Antes de que Leni pudiera reaccionar, Lori se abalanzó, presionó su mejilla contra la de Leni, sostuvo su teléfono frente a sus caras y presionó el botón de disparos después de mostrar una gran sonrisa. La luz cegadora brilló en un instante, pellizcando los ojos de Leni antes de que pudiera cerrarlos.

Muy buenas chicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora