reaper ~ bnha.

Capítulo 5

                                                                         研究所

                                                                     [Instituto]

Vacío. Todo era negro, no podía ver nada, no podía oír nada y sentía que su cuerpo estaba a la deriva en un infinito. Un haz de luz iluminó todo y imágenes comenzaron a proyectarse cómo una linea de tiempo. Ahí estaba él con su madre dando sus primeros pasos, después viendo el vídeo del número uno y jugando con el traje de este, su visita al médico y donde destruyeron sus sueños por primera vez, siguió la imagen de su padre en el marco de la puerta con una maleta y una amarga sonrisa en su rostro. Los recuerdos que empezaron siendo felices cada vez se oscurecían más y mostraban las peores partes que sufrió durante toda su vida.

Las repeticiones pararon en una imagen, ya había vivido esta experiencia atrás, lo podía sentir, jamás podría olvidar aquél dolor que lo perforaba en lo más profundo de sí. Ahí estaba su madre sonriendo y pocos segundos después una piedra aplastaba todo su cuerpo. Esa escena comenzó a repetirse sin parar, sin un segundo de descanso. Quería gritar, quería llorar y quería desahogarse pero nada salía de su cuerpo, solo veía la repetición de la muerte de su madre una y otra vez sin poder hacer nada.

La tristeza pasó a dolor y el dolor pasó a furia. Lo único que sentía en este momento era furia y venganza, pero, ¿Contra quién?. ¿A quién iba todo ese amargo sentimiento de venganza?. Una solitaria imagen apareció segundos después de que terminó la ultima repetición de la muerte de Izuku. Ahí estaba él, aquél que había adorado como un dios cuando era más pequeño, su figura a ser, su ídolo máximo, aquél que construyo su primer sueño, All Might.

¡Mátalo, mátalo, mátalo, MÁTALO!

Fueron las únicas palabras que se escucharon en aquél abismo negro en donde estaba flotando, ya sabía a quien iba todo el odio que sentía, sabía a quien tenia que matar para eliminar la opresión en el pecho que le invadía cada día desde ese accidente. Sabía a quien tenía que matar para vengar a su madre, sabía que su madre estaría feliz sabiendo que la vengó.

Sus ojos comenzaron a abrirse lentamente, pestañeó un par de veces para tratar de acostumbrarse a la luz de la habitación, pero no había ninguna luz que iluminara el oscuro cuarto. Después de unos segundos sus ojos se acostumbraron a la oscuridad que reinaba en la habitación y pudo ver un poco, no veía mucho, pero era lo suficiente para distinguir cosas.

Se levantó lentamente de la habitación y caminó un par de pasos hasta la gran cortina que bloqueaba la entrada de luz artificial desde la calle. Deslizó su mano y abrió la cortina, una ráfaga de aire frío le golpeó la cara y hondeó un poco su cabello.

Miró la vacía ciudad de noche, todo era monótono y frío. Era una pintura sin expresión, cómo si alguien jamás la hubiera terminado de pintar y con el pasar de los años se había marchitado deteriorando los vivos colores que alguna vez la vistieron. La ciudad estaba podrida.

Su mirada subió por si sola hacia el cielo cómo una excusa para no mirar más el deprimente panorama. Todo era negro pero entre todo el negro las estrellas brillaban tenúes, era una luz que apenas se podía ver, cómo si estuvieran aferrándose con fuerza a algo y se negaran a desaparecer.

Un raro sentimiento nació cuando vió esas pequeñas estrellas, ahí es cuando se dio cuenta de que el era una existencia similar a estas; se aferraba a la vida con toda sus fuerzas y se negaba a desaparecer sin más. Las estrellas y él, eran existencias patéticas.