No recordaba la última vez que había sonreído. Hacía mucho tiempo su vida no era más que un amasijo de gritos, golpes y sexo no correspondido. Entre lágrimas paseaba de un lado a otro de la habitación:
-Ernesto,ábreme por favor.
Pero una vez más la respuesta fue un silencio total seguido de una sonora carcajada que hacía temblar cada centímetro de su magullado cuerpo.
La chica intentó forzar la cerradura sin éxito.Cegada por lo que ella creía era amor, osaba repetirse una y otra vez que esta sería la última vez que Ernesto le haría algo así.
Las advertencias de su familia hacían eco en su mente "Te vas a arrepentir", "Ese hombre no te quiere...","No seas tonta muchacha". Pero ella, haciendo caso omiso a las múltiples señales que el destino le daba, decidió huir con aquel hombre y casarse a escondidas de todos. Habían pasado ya dos años,y por más que le costaba admitirlo,ellos tenían razón.
La chica enjugó una lágrima y se levantó del suelo con la poca fuerza que le quedaba. Quería acabar con todo, principalmente con él y con el yugo a la que estaba sometida. Pero, antes que nada, debía averiguar como salir de esas cuatro paredes entre las que llevaba una semana.
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Cuentos,relatos y Pensamientos
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