P r o l o g o

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|11 de septiembre 2039
Antiguo Jericho
Narra Connor|

  Solo podía correr desesperadamente. Un ataque terrorista en el Antiguo Jericho había disparado todas mis emociones que había acumulado el último año. Solo lograba oír gritos y disparos, tanto de Androides como de humanos.

    Mi corazón disparaba, y solo buscaba a una persona, la persona con la que me había enamorado, una Androide de modelo RK800 especializada para la criminología, la que estuvo a mi lado en la Revolución y en mis misiones. La que me había dado una de las cosas que más me marcarían en mi eternidad, o al menos, hasta que dejen de fabricar mi modelo. Me dejó una hija. Soy padre de una hermosa niña de apenas 1 mes.

   Aún no había parado de correr, llevo al menos 20 minutos buscándola, y el fuego ya empezaba a expandirse. Algo se destruyó dentro mío cuando la encuentro. Estaba tirada en el suelo. El thirium se expandía rápidamente, me dolía profundamente verla así, intentaba salvarla de la manera que fuera; presionando su herida, y poniéndole una Gaza pero nada funcionaba.

   Ella detiene suavemente mi brazo y posa una de sus manos en mi mejilla, tocándola suavemente, como una pequeña pluma sobre mi piel. Me mira fijamente a los ojos, la última mirada de amor que parecía dirigirme, aunque yo no lo sabia aún, y me dice:

—C-Connor... s-solo... solo cuídala, Connor... T-te amo...— y sus ojos se cerraron lentamente, mientras su mano caía hasta su corazón.

    No lo comprendía. Se suponía que ella sería reemplazada con su memoria, pero, en ese momento me di cuenta. Su software había estallado, y con ello su memoria central. Ya no quedaba nada. No sería reemplazada. Ya no la vería a los ojos nunca más, ya nunca más me acariciaría, y no volvería a sentir sus dulces labios, ya no tendríamos el futuro con el que juntos habíamos soñado.

Y en ese momento me rompí, como la maldita maquina que sentía que era. Mis emociones tendían a apagarse y el thirium de mi amada se evaporaba en mis brazos. Ya no sentía poder levantarme y me abrazé al cuerpo inerte de ella. Gritando en silencio. Me quedé allí mientras el fuego me consumía lentamente. Y morí con ella. Nada más que con la diferencia de que yo si debería seguir viviendo esta vida. Mi vida.

Virus; La hija de Connor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora