Hay momentos en los que siento que ya no puedo continuar. Momentos en los que siento como el aire deja, y el como no intenta regresar a mi cuerpo. Haciéndome pensar en si voy a poder continuar con esta lucha constante, que parece que jamás va a obtener un resultado.
Los días son largos. Pero las noches son eternas. El sueño se apodera de mi, y por las mañanas me abraza para no dejarme despertar. Para darme un final sin dolor y veloz. Una final que no me de tiempo de llorar y que solo me permita descansar hasta el final.
Y ¿Qué si lo he pensado? La repuesta es si. He dejado mi mente volar imaginando como mejoraría el mundo sin mi existencia. Por qué matemáticamente hablando, ni siquiera alcanzo a ser un 00000.1 de la cantidad de personas que vivimos en este planeta.
Y tal vez dejándome llevar, pueda marcar yo la diferencia. Tal vez alguien pueda aprovechar bien el departamento en el que estorbo al mundo. El departamento con el que me parto la espalda para poder pagar la mensualidad.
Tal vez alguien al que si le guste lo que hago en mi trabajo, haga ese trabajo con una sonrisa en su cara. Con aquella sonrisa que yo perdí hace muchos años atrás.
Entonces ahora que me estoy dejando sumergir en este sueño eterno. En este sueño provocado por un puñado de pastillas. Pueda volver a ver a las personas que también dejaron este mundo.
Voy a poder volver a ver a mis seres queridos. A los únicos que me mantenían viva en este gigante mundo de mierda.
Y ahora que siento como mis párpados me pesan. Puedo por fin desearme a mi misma un bonito sueño. Ya que por fin, después de muchos años de tener la misma rutina que se repetía todos los días.
Ahora por fin no voy a tener que preocuparme de nada. Voy a poder dejar de sentir ese dolor en mi pecho todos los días.
Voy pasar de ser ese casi infinito que ocupamos los humanos en la Tierra. Y ahora voy a poder ser parte de ese gran infinito de personas que son realmente felices en el otro lado.
