Reencuentro.

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Al día siguiente tenía clases, pero como seguía en reposo no asistió. En su lugar le hizo creer a su mamá que se quedaría en casa, y eso pensaba hacer pero antes de darse cuenta, ya se encontraba caminando fuera de ella.

Tomaba impulso con sus pies y sentía el aire frío golpear su rostro. No sabía porqué estaba ahí, no recordaba como fue que llegó hasta ese lugar si no había estado ahí antes. Pero era como si sus pies se hubieran movido en automático.

Cerró sus ojos sin saber que hacer, ni sabía porque había ido hasta ahí, sólo esperaba poder regresar de vuelta a su casa sin perderse.

-Volviste.

Abrió los ojos y se encontró a una pequeña niña frente a él.

-¿Te conozco pequeña?

-Si, bueno, no. Pero siempre venía a este parque a verte.

Él no recordaba haber estado en ese parque nunca. Esa era la primera vez que se mecía en aquel columpio azul.

-Pequeña acosadora. ¿Estás declarándome tu amor?

-¡No tonto!- se tapó la cara con las manos y Frank rió-.Es que me recuerdas mucho a alguien. Bueno, recordabas. Siempre que venías aquí me gustaba verte porque era como si fueras como ella. Pero luego dejé de verte....Pensé que no volverías. ¡Pero si lo hiciste!-le mostró una sonrisa sincera, una sonrisa que sólo una niña de seis años podría contagiarte.

No entendía que pasaba, quizá se hubiera equivocado de persona y lo estuviera confundiendo. Aunque para ser honesto, cuando empezó a inspeccionar el lugar con la mirada, se dio cuenta de que sabía que detrás de aquel gigantesco árbol había un pequeño jardín con flores que apenas iban a florecer, que a la resbaladilla le hacía falta un tornillo, que el pasa manos tenía amarrada una liga verde en el cuarto tubo y que el columpio rojo a lado del verde rechinaba mucho. Pero si ni siquiera se había sentado en él.

Estuvieron hablando un rato, hablando de cosas de las que puedes hablar con una niña de seis años. Aunque a ella no le gustaba que le dijera pequeña, porque ya casi cumplía siete.

-¿Y que hacías aquí solita?-preguntó al ver que nadie parecía estar vigilándola.

-Ya te dije. Siempre vengo a ver si te veo. Además estaba buscando unas cosas.

-¿Sólo aquí hay esas cosas?

-Si, sólo aquí las encuentro. Por eso vengo.

Frank se dio cuenta de que la pequeña empezaba a temblar. El frío comenzaba a elevar y no estaba lo suficientemente abrigada, así que le dio su chamarra.

-¿Hace poco te hiciste esto? No recuerdo habértelo visto la última vez.

El chico bajó su mirada a donde la pequeña apuntaba y quedó más pálido de lo que estaba.

-¡Lauren Rose!- gritó una señora acercándose a ellos.

La pequeña volteó a ver, se levantó de la arena y se puso detrás de Frank.

Hizo su mejor esfuerzo para contener las lágrimas. Pero los fragmentos de recuerdos que llegaban a su mente, eran simplemente, demasiado para él.

Era el parque donde siempre iba con Ellie. Tenían un nombre especial para el parque, era pastel de cereza.

Esa niña era la hermana menor de Elizabeth.

La chica con la que soñaba si existió.

Y ya no estaba con él.

<Fue una mentira cuando sonrió y dijo que no recordaría nada.>

No recordó todo, pero si lo necesario.

Elévame (My Chemical Romance)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora