Phoenix

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Frank tenía varios problemas que para cualquier otra persona serían pequeños, insignificantes, tonterías.

Pero yo sabía que no eran nada de eso.

Llega un momento en tu vida cuando todo esos pequeños e insignificantes problemas se te juntan, pesan sobre ti y parecen tener las de ganar.

Pero no es así.

No tienes que quedarte con ellos como si fueras una caja fuerte, tienes que liberarte de ellos.

Entre más los retengas más te harán daño. Quizá la persona a quien se los digas no tendrá la solución, pero te hará sentir libre el saber que no lo cargas tú sólo.

Frank siempre pensó que la muerte de su padre y la situación de su madre eran su culpa.

Las cosas suceden siempre por una razón, porque así tenía que suceder.

Y aunque no nos gusten los cambios, la vida está llena de ellos, y hay que aprender a aceptarlos.

Pero también existen los cambios que nosotros mismos podemos hacer, los cambios que nos harán felices.

Son elecciones, mejor dicho.

¿Si sigo haciendo lo que siempre hago tendré mejores resultados?

Por algo no está funcionando ¿no?

Podemos elegir entre ir a esa reunión-a la que no tenemos ganas de ir porque nunca tenemos ganas de nada- con nuestros viejos amigos, esos de los que nos alejamos por cualquier motivo, o quedarnos en nuestra habitación.

¿Qué sucederá si vamos? ¿Terminará mal? ¿Terminará bien? Eso es lo que averiguáremos. Pero si nos quedamos en nuestra habitación pasará lo de siempre, nada.

La soledad no es buena, te deprime y te destruye. Él pasaba todo el tiempo sólo, incluso cuando estaba acompañado, porque era como si no estuviera, estaba ausente.

Y le costó varias cachetadas de mi parte para que entendiera que alguien estaba a su lado. Yo, dándole cachetadas.

Sus amigos lo traicionaron, lo abandonaron, y por eso no quería más amigos, no quería pasar por lo mismo.

Es cierto que hay personas que se harán pasar por tus amigos, pero no lo son ni lo serán. Pero no por ellos tienes que dejar de buscar a los verdaderos amigos, quizá tardes algo de tiempo en encontrarlos, pero ahí estarán.

Nunca olvides que es mejor calidad que cantidad.

Mejor tener un buen amigo, a diez falsos haciéndose llamar amigos tuyos.

También me contó que no encontraba que hacer con su vida.

¡Puedes hacer muchas cosas con tu vida!

Puedes ser lo que quieras, no hay límites, sólo los que tú te pones, no te pongas ninguno y mucho menos dejes que las demás personas te los impongan.

Si quieres ser un artista, un arquitecto, un dibujante, un médico, una bailarina, un cantante, un escritor, un deportista, lo que sea que quieras ser, hazlo.

Aunque sea inténtalo, no vas a perder nada y podrás ganar todo.

No dejes que nadie te desanime, que te digan que hacer, que decir. ¡Tienes voz propia! ¡Habla! ¡Exprésate!

¡Nunca dejes que nadie te haga sentir que no puedes o no debes hacer lo que tu quieres!

Y si no se cansan de repetirte que vas a fracasar, que no lo lograrás, ¡Cállales la boca demostrándoles lo contrario!

Tampoco olvides que "si pueden mantenerte asustado, pueden mantenerte controlado".

No dejes que te controlen, no eres un juguete, no eres un robot.

Tienes vida propia ¡vivela!

Nadie lo hará mejor que tú.

Aquella vez que nos cayó la lluvia en el pastel de cereza-el nombre con el que bautizamos al parque al que íbamos todos los días por la forma de la nube que ambos vimos al mismo tiempo- fue el día en que le enumeré las razones por las que hay que vivir la vida. Porque muchos sobreviven en lugar de vivir, y hay diferencia, los que sobreviven están llenos de pruebas cada día, pruebas que la vida te pone, pruebas que a veces pensamos que no pasáremos. Pruebas que en ocasiones nos hacen querer desaparecer. Pero nunca hay que perder la esperanza, aunque parezca inexistente, ahí está, esperado por ti al final de la oscuridad.

Y se las dije. Cada una de ellas. Y se sorprendió de la simpleza de aquellas cosas.

Cosas como las nubes, las estrellas, aquel libro que tienes en tu mesa y aún no has acabado, que llegue la hora de tu programa favorito y reír o llorar con la telenovela de las ocho. Ir a ese concierto que tanto esperas, cantar a todo pulmón tus canciones favoritas, sin importar que termines cambiándole la letra porque no la recuerdas.

Así como cuando vas al colegio sólo para ver a la persona que te gusta pasar por el pasillo, y esperar al día siguiente sólo para verla otra vez, aún sabiendo que tienes clase de artes y apestas en eso, o que tienes un trabajo de matemáticas y no tienes ni idea de como se llama el tema que están viendo, de la misma forma funciona la vida.

La persona que te gusta = cualquier razón para vivir.

Las materias que no te gustan = tus problemas.

Por lo tanto, aquella persona te hace despertar temprano y enfrentar la clase que más odias.

Ahora si lo cambiamos obtenemos el mismo resultado, pero aplicado a la vida.

No tienes que matarte en pensar una razón para vivir. Hay miles, dije algunas, las más simples. Pero también están las razones que te abrazan, te hablan y te hacen sentir cosas.

No todas las personas van a agradarte, pero nunca lo sabrás si no las tratas.

La vida se trata de disfrutar. Al final vas a morir, terminarás tu existencia y ya no podrás hacer ninguna de esas cosas.

Así que puedes elegir entre quedarte tirado en tu cama sin hacer nada, quejarte, sufrir y llorar.

O salir a divertirte, hacer lo que te gusta, hacer algo que te llene, te haga sentir completo.

Al final, tendrás el mismo resultado.

Lástima que lo aprendí después de tiempo. Nunca dejes que te suceda lo mismo, Frank.

Elévame (My Chemical Romance)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora