Engaño, verdad, superviviencia. Primer acto

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«Mi primer error fue dejar que me hicieses reír»

I

Sus ojos, con automatismo, volvieron poco a poco a la misma posición que habían abandonado segundos antes. Era intriga, curiosidad; pero en especial miedo. Como si tuviese que fijar su vista en la entrada del local de forma obligatoria por si alguien entraba y la arrastraba hasta fuera con intención de hacerle daño. De cualquier tipo. Ella solo era un pequeño animalillo en un laberinto sin salida.

La voz de su madre sonaba lejana, un hilo interminable de frases que Dior no alcanzaba a escuchar a pesar de encontrarse justo a su lado.

Esa comida, para ella, auguraba ser no más que otra de esas incontables citas a ciegas que su madre se empecinaba en organizar bajo el pretexto de ser un encuentro de trabajo entre familias de alto estatus, al que casualmente sin falta arrastraba siempre y cuando la familia contraria contase con un hijo varón soltero de su edad

Lee Dior había cumplido los 25 años hacía poco y, a pesar de haber sido considerada una y otra vez como una de las mujeres más guapas de su país, ella continuaba soltera. Su familia, conservadora y rica, mostraba desespero ante la desdicha de su hija para encontrar pareja estable.

Su extrema timidez con los extraños que escondía con arrogancia para protegerla, terminaba alejando con excesiva prontitud a todo el mundo, antes de que pudieran traspasar siquiera esa muralla que era su introversión. No servía de nada ser guapa si rezumaba una hostilidad que para los hombres resultaba tediosa.

Ella en ese instante solo esperaba, aunque con cierta esperanza de equivocarse, la entrada de otro ricachón: veinteañero, prepotente, misógino e inmaduro, junto con sus aún más prepotentes y altaneros padres.

De pronto su madre la llamó, sobresaltándola y obligándola a abandonar sus pensamientos para dirigir sus ojos hasta su progenitora.

-Sé amable, por favor -le pidió.

Ella sonrió mientras apretaba con sus dedos la falda de su vestido blanco, tratando de ocultar con tal movimiento de sus labios la incomodidad y desazón que se había instalado en su estómago. No era capaz de soportar de ninguna de las maneras la decepción que era para su familia, menos cuando era expresada una y otra vez de esa forma tan explícita, sin intento de disimularla siquiera.

Tratando retener las lágrimas que amenazaban con desprenderse de sus ojos al percatarse de los sentimientos de su madre, intentó de repetirse mentalmente aquellas palabras con la voz de alguien más gentil. "Dior, sé amable por favor". Sonrió, incluso si siguió sin entender por qué ese truco siempre funcionaba tan bien, por qué en boca de esa persona todo siempre le sonaba mejor.

La espera, que se le estaba haciendo eterna, de golpe se volvió escasa cuando vio a sus progenitores levantarse de las sillas, dejando ver que la pareja que recién entraba por la puerta del restaurante era aquella que les acompañaría.

Tragó saliva aterrada mientras imitaba el gesto de sus padres, aunque la sorpresa poco a poco sustituiría al terror en percatarse que, de forma inusual, tras la pareja no había nadie más.

¿Habría errado aquella vez al pensar que su madre buscaba emparejarla con alguien más?

Sin quererlo, había suspirado con alivio.

Saludaron, los presentaron y, entonces, de golpe, el padre pronunció aquellas palabras que ella más deseaba no escuchar.

-Mi hijo Hyung Won está fuera atendiendo una llamada, ahora entrará.

Sus esperanzas se hicieron añicos y sintió todavía más miedo.

¿Podría disimular la expresión de su rostro? Lo último que deseaba era ser descortés, pero no podía evitar que sus piernas se tambaleasen ante la idea de tener que compartir conversación con un desconocido. Cuánto erraba al pensar que ya se había hecho a la idea, que ya se había acostumbrado, que sería capaz de hacerlo.

Annihilation » YeoDior, Hyungkyun. MONSTA XDonde viven las historias. Descúbrelo ahora