Destinos separados

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Capítulo 2: Destinos separados

Pasaron dos horas desde que los cachorros llegaron a la perrera municipal de Bahia Aventura, pero para los jóvenes caninos ese tiempo parecía una eternidad. Cada uno repasaba en su mente lo sucedido, sin poder explicarse por qué estaban en esa situación. Everest y Tracker se dejaron caer en el frio suelo de sus celdas, cansados de tanto luchar por quitarse los bozales sin ningún éxito; Rocky y Chase miraban la puerta, con la esperanza de que su dueño llegara en cualquier momento; Skye estaba sentada, mirando con tristeza hacia el suelo; Rubble daba vueltas en el interior de su celda; Zuma estaba acostado, suspirando y Marshall se acurrucó en el rincón de su celda, llorando en silencio. Ninguno podía creer que unas horas antes todo era paz y felicidad, tenían un hogar, un empleo y sobre todo, un dueño amoroso y amigable que siempre velaba por ellos, y ahora, se habían convertido en parias, sometidos y encerrados como si fueran peligrosos criminales, rebajados al nivel de perros callejeros, algunos sabían lo que era estar en un refugio, y otros se sentían como animales enjaulados al ser despojados de su libertad; cada uno reaccionó diferente a los sucesos ocurridos, pero todos compartían una misma sensación: impotencia. Ahora desconocían cuál sería su futuro y que les iba a pasar, si serian separados, llevados a otros refugios, o incluso ejecutados, como hacían con muchos cachorros sin hogar. El panorama era desolador para ellos al no saber qué iba a suceder, y la tristeza imperaba en el ambiente. De pronto, oyeron como la pesada puerta metálica se abría y vieron entrar una figura conocida, a Ryder. Instintivamente, los perritos se levantaron y se abalanzaron hacia las rejas de las celdas, aullando con una mezcla de felicidad y angustia.

-RYDER!!! SÁCANOS, SÁCANOS DE AQUÍ, QUEREMOS IRNOS!!!!! –gritaban todos al mismo, tiempo, angustiados y azotando con fuerza las rejas con sus patas delanteras, pero el chico no reaccionaba, lejos de eso, se veía triste y cansado, y era doloroso para él contemplar esa escena tan desgarradora, ver a sus cachorros tristes, encerrados y suplicando por ayuda, pero no podía mostrar debilidad en ese momento, así que dio una rápida mirada a todos y habló.

-SILENCIO TODOS!! -gritó el joven, y todos los perritos se callaron, atentos a lo que su dueño iba a decirles-, cachorros, lamento que esto haya pasado, y no tengo una forma fácil de decir esto, así que seré breve: la empresa de mi padre está en problemas legales y será intervenida por el gobierno, así que cerraran todas sus empresas, y eso incluye a los PAW Patrol, ya no podrán seguir haciendo sus labores y no sé por cuanto tiempo sea, pero de momento, estaremos fuera de servicio, no habrá más rescates ni más misiones, se acabó todo eso.

El silencio que se hizo era tan pesado que incluso el aleteo de una mosca podría escucharse con la fuerza de un trueno. Oír esa noticia fue devastador para los cachorros, cuya vida estaba encomendada a las labores que tenían asignadas, a un ritmo de vida que ya tenían implementado, y sus sueños e ilusiones se vieron resquebrajados por semejante anuncio.

-QUEEEE? Y QUE PASARA CON NOSOTROS? –gritó Chase con desesperación.

-Por eso estoy aquí, desafortunadamente, no podré tenerlos a ustedes a mi lado, sin embargo logre encontrar la forma de salvarlos a todos, así que estuve llamando a varias personas para que me ayuden con esto. Ustedes ya no podrán miembros de los PAW Patrol, así que deberán adoptar modos de vida más normales.

El joven comenzó a acercarse a cada jaula para hablar con cada uno de sus amados cachorros, y la primera jaula que visitó fue la de la cockapoo, quien se veía acongojada.

-Skye, ya hablé con tus padres, y entendieron la gravedad de la situación, así que enviaran a alguien para recogerte mañana, así que no te preocupes, estarás a salvo con tu familia.

CLAUSURADOS (PAW Patrol fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora