Una amarga despedida

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Saludos a todos, tras una larga ausencia, traemos el siguiente capitulo de esta obra en conjunto, gracias al esfuerzo de muchos escritores del fandom, traemos esta emotiva historia, la cual ahu tiene mucho por ofrecernos.

Agradecemos a nuestros lectores por su paciencia, es dificil cuando la vida real se interpone en el proceso creativo, pero haremos lo posible por seguir adelante con este proyecto; tambien les pido que valoren las obras de los demas escritores que estan colaborando conmigo, y revisen sus otras creaciones literarias, llenas de calidad y empeño, estoy seguro les gustaran mucho.

Sin mas preambulos, continuamos, disfruten la lectura.

Capítulo 3: Una amarga despedida

Paso una hora desde que Ryder abandonó las instalaciones de la perrera municipal de Bahía Aventura, y durante ese tiempo, todos los cachorros permanecieron en silencio. Algunos intercambiaban miradas, otros estaban acostados, y unos más sollozaban, el ambiente estaba demasiado tenso y silencioso, mezclado con un sentimiento de impotencia que imperaba sobre todos los cachorros al verse atrapados en semejante predicamento y sin una salida alterna a la propuesta por su dueño, algo terminó desmoralizándolos. De pronto, oyeron que la puerta metálica volvía a abrirse, y vieron dos figuras que entraban. La primera era Katie, la veterinaria de la ciudad, quien llevaba un maletín médico; la otra era una mujer adulta de tez clara, cabello negro largo, complexión delgada. Vestía pantalón y saco, ambos de color azul marino, una blusa blanca y tacones altos. En su saco portaba una identificación gubernamental, y en su mano cargaba un folder plástico lleno de papeles. Se acercó a las celdas de los cachorros, sacó un bolígrafo de su saco y miró a los perritos con una expresión irreflexiva.

-Vamos a ver, según el reporte que me dieron dice son.......ocho cachorros....cada uno tiene un dueño asignado.....diferentes destinos de envio.........mmhhhhhh......ya están firmados los papeles de transferencias.....todo parece estar en regla. La dejare con ellos para su evaluación clínica señorita Hoffman, esperare afuera mientras usted termina, y recuerde que deben de estar listos para mañana.

-No se preocupe señorita Rivers, los examinare ahora mismo– dijo Katie. La mujer dio media vuelta, dirigiéndose a la puerta de metal y salió de la estancia, dejando a la joven veterinaria con los cachorros, quienes voltearon ansiosos por ver una cara conocida.

-Me alegra verlos otra vez cachorros. Tranquilos, le prometí a Ryder que los cuidaría bien. Pasaré con cada uno de ustedes para hacerles un chequeo médico y darles de comer, estoy segura que deben de tener hambre tras todo lo ocurrido en este día –dijo Katie. Tras decir eso, todos escucharon un sonido similar a un gruñido, y voltearon a ver a Rubble.

-Perdon Katie, perdón amigos......la verdad.....es que mi pancita tiene bastante hambre, no hemos comido en horas –dijo el bulldog ligeramente apenado, pues pensar en comida en ese momento no sonaba correcto, pero Katie recibió el comentario con una sonrisa.

-Jejejejeje, nunca cambiaras, y eso es algo que me da gusto. Cachorros, si no tienen ningún inconveniente, empezaré con Rubble –dijo la veterinaria. Nadie protesto por esa sugerencia, ni hicieron comentario alguno, así que la joven abrió su maletín, procediendo a realizar un examen general al bulldog, una revisión rutinaria: peso, presión, ausencia de pulgas o parásitos, revisión de sus ojos, oídos y garganta, signos vitales, temperatura, estado de salud en general y otros más. Al terminar, le puso un puñado de croquetas en un platón hondo, así como un poco de agua. Rubble devoró con rapidez las croquetas, al igual que el agua que la veterinaria le dio. Por último, Katie le colocó una pulsera de plástico con el texto "revisado".

-Listo, estas en excelente forma, y preparado para que seas recogido mañana.

-Gracias Katie –dijo el bulldog, dándole una lamida a Katie en la mejilla. La joven veterinaria salió de la celda de Rubble y paso con cada uno de los cachorros para repetir la misma dinámica. Con Chase, Skye, Rocky y Zuma, la experiencia fue algo similar a la del bulldog, todos cooperaron con el chequeo, el cual transcurrió sin problemas. Sin embargo, con Everest, Tracker y Marshall fue distinto. Aunque le permitieron retirarle las mordazas al chihuahua y a la husky, Katie hizo los exámenes con mucha cautela y precaución. Everest estaba muy deprimida, apenas miró a Katie durante la revisión; Tracker estaba agresivo, aunque aceptó la revisión de mala gana, lanzando comentarios hirientes hacía Ryder, incomodando a la joven rubia, y Marshall ni siquiera opuso resistencia, pero se veía apático, indiferente, incluso ausente. Afortunadamente, los tres cachorros cooperaron con las pruebas, aunque su actitud era totalmente opuesta a las de sus otros amigos, reflejando en sus rostros tristeza, enfado y decepción. Una vez que terminó de revisar a todos los perritos, tomó su maletín, se levantó y estaba dispuesta a salir, cuando vio que la puerta metálica se abría nuevamente. En la celda entró a una figura familiar para todos: la alcaldesa Goodway.

CLAUSURADOS (PAW Patrol fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora