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“Y ya no estaba libre de hijos”
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Instinto maternal, cómo aborrecía ese término.
Si el impulso de disparar bebés estaba programado en toda mujer, entonces yo debí de haber sido un modelo completamente distinto. Siempre había pensado que mi mejor amiga, Sarah, se sentía de la misma manera. Hasta que terminó embarazada. Me prometió que las cosas seguirían igual después de que el bebé llegase, pero yo sabía que era una mentira. El infante quejumbroso y ensordecedor iba a arruinarlo todo.
Estaba muy segura de que mi propio y mítico instinto maternal jamás haría presencia. Pero luego Sarah tuvo a su bebé.
Al ver a Jacob en el hospital por primera vez, supe que había estado equivocada. Parecía ser que la maternidad sí era para mí después de todo. Podía sentir esa corriente primitiva de amor y deseo que los padres exhibían en las películas.
Esas gemas azules en sus ojos, ese cabello castaño exquisito; sería perfecto. Desde ese momento en adelante, sabía que si alguna vez quería un hijo, haría a Jacob parte de mi familia. Me convertiría en madre sin importar qué.
A lo largo de los años, mantuve un contacto cercano con Jacob. Sarah dependía de mí para ayudar en su crianza, y yo accedía con devoción. Mi útero se desconsolaba cada vez que veía al niño. Y ahí estaba Sarah, criándolo ausentemente, completamente ignorante del regalo que había recibido. Siempre me mordía la lengua, pero añoraba con desesperación que la pudiera sacar del camino. Solo entonces podría ser madre.
Mi deseo se hizo verdad cuando Jacob tenía dieciséis. Sarah fue asesinada después de una caída desagradable por las escaleras. Fue una muerte muy inusual, y aun así, nadie sospechó nada.
La custodia tuvo un resultado inevitable. El padre de Jacob se había alejado desde hace mucho, y yo había asumido el papel de su madrina desde que nació. El juez me designó rápidamente como su tutora legal.
En unos días, Jacob vendrá a vivir conmigo. Luego de toda esta espera, mi sueño se cumplirá; podré experimentar la maternidad. Es algo tarde en mi vida para empezar, pero hoy en día son muchas las mujeres en sus treintas que hacen lo mismo.
El destino, por fin, me dará un hijo. Jacob será un padre maravilloso.
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