Capítulo 7. Declaración

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Aún se sentía el frío de la noche, y el sol lanzaba los primeros destellos dorados en el firmamento, de esa mañana de sábado. Ami sentía las manos temblorosas, a pesar de estar resguardada del inminente frío, sin embargo, las manos de la peliazul, no tiritaban a causa del gélido clima.

Le acababa de entregar a Michiru su demo, en el, había depositado su tan anhelado sueño de convertirse en cantante. Ami comenzó a caminar sin rumbo por los pasillos del edificio, estaba ensimismada y necesitaba calmarse. Su mejor remedio yacía en el interior de su bolsa, se adentró en una de las salas que encontró a su paso, y sacó su abultado libro de matemáticas, aunque a la mayoría le resultaba estresante adentrarse en el mundo de las ecuaciones y el cálculo exacto, la peliazul disfrutaba perderse en el infinito mundo de los números.

No supo cuanto tiempo pasó, cuándo se exaltó al escuchar la ronca voz de Taiki cerca de su oído.

—Te equivocaste en esta —le indicó el castaño, mientras señalaba con su dedo índice una de las ecuaciones.

Ami no se molestó en saludarlo, lo miró con incredulidad y rectificó su cálculo. Después de meditar unos minutos le dijo con voz triunfante:

—Por supuesto que no, ya lo he comprobado.

Taiki río bajo, tomó el lápiz de Ami y se sentó en la silla contigua.

—Este valor es negativo, me temo que no lo notaste porque aplicaste mal la fórmula.

Sin duda alguna Ami, tenía muchas virtudes, era amable, cálida, apasionada y muy inteligente. Pero, su última cualidad también era su peor defecto, ya que ahí yacía su ego, la piliazul simplemente no podía concebir la idea de que hubiera alguien más inteligente que ella.

—Es verdad —musitó sin dar crédito a lo que veía.

—Son ecuaciones muy complejas Ami Mizuno, a decir verdad, estoy impresionado de que las domines tan bien. Me imagino que ese talento lo heredaste de tu madre, recuerdo que me dijiste que es una gran neurocirujana.

—Así es y mmm, disculpa Taiki, creo que he sido muy grosera contigo —repuso Ami con timidez.

—Descuida. Sabes, conozco el trabajo de tu madre y es simplemente impresionante, pero ahora tengo curiosidad de saber, ¿de dónde nació tu gusto por la música?

—Es por mí padre, él es un compositor famoso, tal vez hayas escuchado sobre él. Su nombre es: Yuzuke Amane —le dijo Ami con un dejo de tristeza en su mirada.

—Po-r, por supuesto que lo conozco, pero simplemente no puedo creer que seas su hija —repuso Taiki con desconcierto.

Ami suspiro largamente.

—No te culpo, él es muy reservado, además de que se separó de mi mamá cuando aún era una niña pequeña. Sin embargo, siempre he tenido contacto con él y bueno, en muchas ocasiones lo escuchaba tocar el piano. Él me enseñó todo lo que sé.

—¿Y porqué no le pediste que te ayudara con tu carrera musical?

—Me niego rotundamente, a que me relacionen con la fama de mi padre. Quiero tener mis propios triunfos, sin ayuda de nadie —dijo Ami con convicción.

—No cabe duda, de que entre más te conozco, más me interesas. Me agradas mucho Ami Mizuno, eres tan diferente y tan apasionada, sin mencionar tu increíble belleza —confesó Taiki con la voz aterciopelada.

Ami sintió que las mejillas le ardían, respiraba de manera agitada y aunque, intentaba sostener la intensa mirada violeta de Taiki, simplemente no pudo, así que bajo la visita y trató de huir.

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