Capítulo 2

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¡Se suponía que ella era la hija de su futuro jefe!

Su nombre no dejaba de repetirse en su cabeza. Y no pudo evitar sentirse culpable por mirarla de una manera poco apropiada. Bajó la mirada cuando ella se apartó.

La suerte realmente no estaba de su parte. Lo único que deseaba en éste momento era rezar para que la señorita no influyera mucho en lo profesional. 

______ seguía allí parada mirándolo con indignación por el hecho de que ya no la miraba como antes. 

Soy Justin Bieber — dijo aun con la mirada en el suelo. Apenas pudo alcanzar escucharlo. _____ sonrió por la ternura que le causaba ver a alguien tan sumiso. Él alzó la vista por fin y vió su hermosa sonrisa. Se derritió. Y deseaba pensar que ella no se estaba burlando de su conducta tan tímida. 

Justin no pudo evitar sentirse atraído.

 Bien. — dijo ella con lentitud — adiós, Justincito. Creo que nos veremos más pronto de lo que imaginas.

Dió media vuelta moviendo sus caderas de un lado a otro alejándose de allí. De él. No podía apartar su mirada de aquellas curvas. Justin se asustó por la inmensa atracción que experimentaba en ese momento y el calor se prolongó aun más que antes. Quiso desatarse la corbata que tenía puesto pero desechó esa idea rápidamente. Eso lo haría verse menos presentable para el señor. Ahora, ansiaba profundamente obtener el empleo.

Entró, como se esperaba, al despacho del señor Thomas Richards. Sabía que lo estaba esperando. Y Justin rió mentalmente cuando lo vio. Lo imaginaba exactamente a como se mostraba: Un señor canoso sumamente elegante y estricto. O eso era lo que veía.

  — Nombre y edad.  

Ni siquiera un buenos días. Eso lo hizo ponerse más nervioso de lo que ya estaba.

Justin Bieber, señor. — extendió su mano para estrecharla con la suya — tengo 21 años.

Se sintió orgulloso de sí mismo al mostrar tanta seguridad. Era de esperarse. Justin es un joven sumamente brillante pero a veces los nervios lo consumían tanto que al presentar su nombre, su lengua lo traicionaba y solamente balbuceaba. Logrando así, una mala primera impresión.

El señor Richards lo miraba sumamente sorprendido. Cuando apareció, le calculaba unos 30 años por su extraña forma de vestir. Jamás había visto un joven de 21 años vestirse como si se tratara de un señor tan exageradamente mayor. Los pantalones anchos le cortaban un poco la figura, la camisa a cuadros tan ridículamente ancha lo hacían ver tan delgado. Su rostro juvenil aun se apreciaba pero no tanto por unos anteojos tan anchos.

Pero igual lo pensó mejor. Tal vez era de esos religiosos a los que no se acercan para nada a una mujer por respecto y pánico al pecado. Su hija, estaba seguro, no se sentiría atraída a este muchacho. Trabajaría con responsabilidad sin problemas.

 —¿Crees que presentas todas las cualidades tienes para este trabajo?

  —  En efecto.  —  Le entregó su curriculum y el señor lo aceptó sin protestar — Tengo entendido que sus numerosas empresas fabrican millones en tan solo unas cuantas semanas. Lo que significaría más cuentas y contratos que pagar. Le puedo ofrecer mis servicios como contador, soy realmente bueno con los números. Sabré si realmente ofrece la cantidad exacta de lo que necesita pagar de cada cosa sin desconfianza alguna.

Thomas asintió maravillado por todo lo que tenía Justin por ofrecer. Sabía que sería un gran error si lo dejaba ir. 

 Eso es lo que me gusta escuchar.  —  Se levantó estrechando nuevamente la mano a Justin —  Sea bienvenido y espero, no tener ni una queja de usted. Señor Bieber. 

— Dígame Justin. Y se lo prometo, señor. No voy a defraudarlo.

—  Estoy seguro de eso.

El Nerd [Editando] [Justin Bieber]  [Hot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora