Luciérnagas De Cristal (JungKook)

4

Río Peligroso

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Ya por fin explicado el significado de la palabra extraña que jamás leyó en los libros, un honorífico a los varones con más edad, señal de respeto hacia ellos. Concluyó que su pensamiento era diferente pero no le molestaría llamarlo así. Hyung (como debía decirle) le hacía crear en su mente imágenes montañas que no eran de tierra y cubierto de árboles, donde caminabas sin sentir entre los dedos de los pies la tierra húmeda y las piedras afiladas, más bien te hacían ponerte unas cosas llamadas zapatos para "proteger" los pies, lo cual para JungKook era increíble el avance de la supervivencia, también leía estas cosas en los libros pero una de las frases más comunes de su abuela es que todo lo que contenían esas páginas era fantasioso, recalcando todas las veces que lo encontraba leyendo que esa no era la realidad.

DongYul le había enseñado sus zapatos, aún sin poder creer que el mocoso no supiera de su existencia. Lo examinó desde sus cordones hasta la planta del zapato, quiso ver si había una diferencia con el otro similar, pero quizás entendió que lo único los diferenciaba en qué pie se colocaba, claro no sabía si JungKook sabía cuál es su lado zurdo o diestro. Dio permiso y ayuda para que JungKook supiera lo que sentía tener uno de estos en tus pies, decía que le provocaba un cosquilleo extraño pero agradable. Al final dejó que JungKook los tuviera puestos durante lo que restaba del día.

Así pues acabaron sentados en el suelo, él contando todo lo que sabía y JungKook atento a cada palabra mientras imaginaba ese mundo tan perfecto y sin complicaciones. Un mundo lleno de personas con quiénes podía comunicarse fácilmente en persona o gracias a unas cosas llamadas "las redes sociales", aunque no hubiera entendido muy bien lo último pero sonaba bastante divertido. Sin embargo, lo que más le fascinó de las historias de DongYul fue un lugar tan grande como las cuevas; absolutamente rodeaba de libros, algo que él llamaba librería.

Tanto por leer y no tener que repetir historias, le encantaba leer bajo la luna sus lecturas pero admitía que se cansaba de leer los mismos diálogos o saber que ocurrirá después. Decía su amigo que a veces de pequeño nunca salía de esas cuevas hasta el anochecer, ya sea una historia de romance, suspenso o de aventura siempre tenía algo por descubrir, ese algo que quisiera JungKook.

―¿Algún día me llevarás allí? ―preguntó con una pequeña ilusión hacia su hyung que lo miraba ya cansado.

―Quizás si salimos de aquí, puede ser. Pero te puedo contar muchas de las historias que recuerdo.

―¡¿En serio me contarías?! ―ahora sí la ilusión en su gran corazón se incrementó provocando una pequeña sonrisa del mayor.

―Vamos a empezar por una...

(...)

Mientras JungKook recogía los pocos frutos que habían crecido, DongYul yacía sentado a las orillas del río donde fue encontrado, tratando de recordar lo ocurrido después de zambullirse en el otro lado con el propósito que no lo encontraran aquellos hombres. No ha sabido más de ellos, ni siquiera pensaba que alguien como JungKook fuese una trampa, una distracción para capturarlo.

Las aguas del río eran tan cristalina como el reflejo de un espejo, podía mirarse cómo estaba a través de estas, no como en la ciudad, un sitio tan contaminado que ya podía observar desde lejos lo oscuro que estaban las playas.

Sabía que algo no estaba bien, esto no era cualquier campo, JungKook ni siquiera sabía que existía la ciudad de Seúl y conviven en Corea del Sur. ¿Cómo es que él vivía en una época de sobrevivientes, completamente solo y alimentándose por la siembra y la caza? Aquellas aguas no podían ser mágicas, ni siquiera hubiera sido posible llegar hasta el campo en sólo una hora. El río tenía secretos que quizás solo la difunta abuela de JungKook sabía.

―¡Yul! ¡Aléjese de allí! ―escuchó la voz chillona del menor, causando su pánico hacia el río por tener sus pies descalzos en el agua. ―¡Salga de allí!

―Lo siento, quería relajarme ―salió del peligroso río, el menor se le acercó para darle un golpe en el brazo.

―No sea estúpido, sabe que estar allí es peligroso. Usted pudo haber muerto ahogado si yo no lo hubiera salvado ―en los días que ha pasado junto al chico, no le cabía duda que podía llegar a ser curioso en todo menos en el río. El pánico se apoderaba de su cuerpo y sus ojos reflejaban el miedo por él. DongYul quiso pensar que este miedo por el tranquilo río era por su abuela, ya que al parecer se había suicidado ahogándose, claro JungKook jamás dijo esas palabras, simplemente decía que el río se había tragado a su abuela para siempre y por eso nadie debe acercarse allí.

―Es relajante, puedes venir a refrescar tus pies.

―¡Claro que no voy a ir!

Sin más objeciones, DongYul agarró los brazos de JungKook para empujarlo hacia la orilla, gritó y usó su fuerza para que no lograra su objetivo, mas cayó en la rendición cuando sintió el frío en sus pies hasta llegar a los tobillos. Por lo entendía a JungKook se le tenía totalmente prohibido acercarse, la primera y última vez que lo había hecho era para salvarlo de una muerte lenta brindándole la calidez de su humilde hogar. Los dos tenían los pies en el agua, uno de ellos con el pánico desenfrenado y el otro como si no le importara nada.

―¿Ves? No te va a pasar nada mocoso ―recostó su cuerpo en la tierra aún con los pies en el agua, JungKook parecía un muñequito frágil, temblando de la cabeza hasta los pies. ―Puedes moverte.

Rápidamente el menor saltó hasta donde se había recostado cayendo encima de él, maldiciendo lo empujó a su lado para que se calmara.

―¿Por qué me hizo eso? ―dijo sollozando, cubriendo sus ojos redondos con sus manos. Dramático, pensó rechinando los dientes, ahora con un leve dolor en su cuerpo.

―Para que dejaras de ser tan idiota, el agua no te va hacer nada.

―¡Usted pudo haber muerto!

―Ajá, hubiera muerto por mi estupidez, pero si las corrientes están tranquilas y el agua te llegaba debajo de las rodillas. ¿Qué mierda puede hacerte?

―¡Pues mi abuela murió mientras el río estaba así!

―Aprende a vivir con el miedo entonces.

―¿No ve que eso es lo que hago?

―Yo te veo huyendo del miedo.

En ese momento JungKook quedó mudo, mirándose las pupilas. Sin decir una sola palabra, DongYul supo que tuvo la razón esta vez. Nadie puede vivir con el miedo huyendo de él. JungKook, temeroso, acercó los pies en el agua sin obligación. Ambos no dijeron nada, sintiendo el temor de lo pudiera ocurrir, aunque su hyung se hacía el fuerte, sabía que en el fondo también tenía miedo, no es nada fácil vivir en estas condiciones para toda la vida después de todo. Sin embargo, DongYul no estaba pensando sobre el miedo, sino de lo extraño que podía ser el mundo y cómo podría salir de estas tierras con JungKook si algo terrible pasaría.