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Entre risas y desilusiones

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Los días pasaban y pasaban tan rápido como liebres corriendo sin ningún punto exacto y para el pequeño dulce de JungKook eran los mejores días del año a pesar de estar en una de las peores temporadas, el otoño producía menos frutos y debía guardar muchos alimentos a medida que pasaba el tiempo y así DongYul aprendía observándolo.

JungKook le enseñó todo lo que había trabajado en su vida; a cómo sembrar, cazar animales pequeños, a coser, aunque aún le faltaba mucha práctica ya que era pésimo en estas cosas que se necesitara una paciencia extrema. Lo que más le fascinó de poder aprender fue a cómo sembrar pequeñas plantitas, por más loco que suene, realmente le gustaba mucho trabajar en la tierra, lo único que le asqueaba eran los gusanos que aparecían mientras hacía los huecos pero eso no importaba, los mataba con una piedra que llevaba consigo en la siembra por esto mismo. El chico lo regañaba cuando lo encontraba haciendo estos actos crueles, pero luego lo perdonaba y así es cómo DongYul también aprendió solito a mostrar inocencia en sus ojos y mirar con tristeza para manipular a JungKook, tal como él se lo hacía desde el primer día que llegó.

Además de los gusanos, le disgustaba el conejo oscuro, siempre se despertaba en la madrugada a causa de que esa rata le había mordido los pies. Cuando se le pedía que lo cargara, aruñaba sus brazos para no dejarse cargar y mordía sus dedos. Hay momentos en los que tiene una lucha interior para no lanzar al conejo al río y verlo que se ahogara, aunque tuvo una idea mucho mejor. Comentó para comerse al conejo ya que el mocoso le había dicho que esta iba a ser unos días difíciles y peor sería en el invierno, el pensamiento consistía en comerse a la rata esa para mantenerse calientes y no pasar frío ni hambre. Obviamente JungKook no lo aceptó comenzando una leve discusión. La primera discusión con su "mejor amigo".

Le había dicho cosas horribles que al fin y al cabo no eran para nada relacionado con la discusión: mocoso infantil, inmaduro, que ha creado un mundo fantasioso en su cabeza y que su conejo no tenía nada de especial. Supo que estas palabras llegaron hasta lo más profundo del niñato porque lo siguiente que hizo fue mantener silencio y voltearse con el conejo en brazos. Ignorándolo en el resto del día.

(...)

¿Qué tenía de malo tener a Blacky? Fue su única compañía por mucho tiempo, eso lo hacía más especial que los demás. ¿De dónde sacó lo del mundo fantasioso? Él sabe distinguir lo que es la fantasía y la realidad, lo aprendió de sus amados libros y de su difunta abuela. A veces pensaba que para Yul ellos eran un estorbo. Quizás debió dejarlo irse ese día, así como se lo hizo la anciana, al parecer nadie soportaba más tiempo a su lado, solamente su adorado conejo.

Pensaba tener una linda amistad como fue ilusionado por los libros. Sin embargo, con Yul todo era tan difícil...

Inhaló profundamente antes de entrar a su hogar, observando cómo Yul leía uno de los libros que tenía bien cuidados. Apoyando la espalda contra la pared mientras las piernas descansaban en el suelo. Estaba muy enfocado en el cuento "El corazón delator" de Edgar Allan Poe, uno de sus cuentos favoritos. Siguió mirando al hombre mientras seguía con la lectura, contemplaba sus pupilas, tan oscuras, no sabía bien si sus ojos eran como los de él, sus facciones fuertes y la piel de porcelana lo describirían como el hombre perfecto. Las únicas veces que observó un reflejo distorsionado de sí mismo era en el agua. Recordó que los ojos de su abuela eran marrones, un marrón más claro que una vez los rayos de luz se posicionaban en su iris, el color se aclaraba a un hermoso amarrillo. Su abuela era una obra de arte por sus ojos, tenían esa chispa de magia que en ningún animal y ni siquiera en su nuevo amigo pudo ver.

¿Qué me estás mirando mocoso? ―se asustó cuando cayó en cuenta que lo miraba fijamente como un acosador, su corazón comenzó a palpitar rápido, tal como lo describía Poe en su obra, casi podía escucharlo en el silencio causado.

Yul...uhm...

¿Qué? ―preguntó en un tono de aburrimiento, sus pensamientos negativos invadan cuando comenzó a especular que a lo mejor Yul no quería estar más allí y su deseo era volver a ese lugar llamado Seúl.

Perdón por ser así tan diferente a usted...y por decirle tonto ―sintió su rubor en sus mejillas. Pensó que Yul se iba a enojar con él aún más, fue erróneo cuando sintió unos brazos delgados pero fuertes rodeando su cintura, ahora menos quería separarse de él disfrutando de su calor corporal.

Perdóname a mí...por ser tan idiota contigo cuando no me has hecho ningún daño...

Eso era realmente lo que quería escuchar.

¿Te hirieron mucho para que seas así? ―se atrevió a cuestionar.

¿Cómo dices?

En los libros...uhm cuando una persona utiliza apodos feos para lastimar a otros...es porque por dentro se guarda mucha tristeza y quiere desahogarse de alguna forma...―con esto concluyó y lo que recibió por unos minutos fue la respiración calmada de su amigo erizando su cuello.

Te diré algo mocoso y quiero que siempre lo recuerdes. No esperes nada de nadie, nadie te salvará de las desgracias que ocurrirán en tu vida. Tú caes solo, vas a levantarte solo.

No respondió a su consejo porque pensaba diferente. Ya pasó por una desgracia y estar solo era lo peor del mundo ya que no tenía a alguien que le diera fuerzas como para seguir adelante. Su única fuerza era estar con el conejo, por muy tonto que fuera esta ocurrencia. Ese animal le había dado una pequeña esperanza en esos días tan feos cuando desapareció para siempre su única familia.

Lo entiendo Yul... ―apretó más su abrazo.

No mocoso, es Hyung.

¿Uh? ¿Qué es eso?

Ya va haciendo hora que aprendas de tu cultura, pequeño mocoso ―se apartó de él para sentarse. Cara a cara, algo que le provocaba muchos nervios a JungKook.

No entiendo...

Supongo que eres menor que yo, ¿sabes el año que naciste? ―muy confundido, negó dudoso de las cosas raras que decía. ―Bien...deberás llamarme Hyung de ahora en adelante y hablarme formal, porque soy mayor que tú.

Uhm...¿Acaso eres alguien importante? ¿Como un rey? ―había sonreído para mostrar más confiando pero el tonto de su amigo se carcajeaba de sus preguntas.

Para tu vida sí mocoso. En fin, si estaremos mucho tiempo en este lugar...supongo que debemos conocernos mejor.

No pudo evitar sonreír esta vez durante toda la conversación. 

Luciérnagas De Cristal (JungKook) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora