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Un sábado, ambos nos juntamos en una biblioteca a estudiar.

Parecía ser fácil enseñarle, pero no sé si comprendía, parecía que sí.

A mí me costó un poco comprenderlo, pero sabía que no era culpa de SeHun, si no que mía que me costaba poner atención por las millones de cosas que pasaban por mi mente.

Al pasar los días, cada sábado nos juntábamos a estudiar en el mismo lugar.

Con ello, también SeHun empezó a caerme mejor. Empecé a saber más de él y todo eso.

Un sábado luego de haber terminado de estudiar, íbamos saliendo de la biblioteca y de la nada, empezamos a hablar sobre lo que haríamos el domingo, yo no haría nada y él tampoco, a lo que me invitó a jugar videojuegos a su casa a lo que yo acepté.

Ese día en su casa jugamos a diversas cosas. SeHun era muy divertido y simpático, pero también era un tanto curioso, me preguntaba sobre mí, pero, claro, él quería saber más de mí, era por una buena causa.

Hasta que mientras jugábamos, mi joystick se quedaba sin batería y él me dijo que lo buscara en el cajón de un mueble que él tenía a su lado.

Al abrir el cajón, intenté buscar el cargador pero me costó debido a que había un montón de medicamentos y pastillas. Me quedé boquiabierto.

"- Ammm... SeHun, ¿dónde está?" dije, tímidamente.

"- Ahí, ¿no está?" dijo con una sonrisa viniendo a mí, pero noté que su sonrisa se desvaneció cuando vio que yo estaba viendo sus pastillas.

Se quedó callado mientras lo buscaba.

Luego al encontrarlo, me lo pasó y seguimos jugando, pero esta vez en un incómodo silencio. Ninguno de los dos se limitaba al menos a sonreír.

"- ¿SeHun?" dije.

"- ¿Qué pasa?"

"- ¿Estás triste o algo?" dije con nervios.

"- No, ¿por qué lo estaría?"

"- No lo sé... Luego de haber estado buscando el cargador noté que te entristeciste" me dio nervios al decir eso, ha decir verdad.

Pausó el juego.

"- No pasa nada, JunMyeon" dijo intentando sonreír.
Era una triste sonrisa pero era sumamente hermosa.

Mientras jugábamos, noté que nuevamente estaba con una falta de sonrisas en su cara.

De repente, unas pequeñas lágrimas salpicaban de sus ojos.

Pausó el juego de nuevo y fue a por unos pañuelos para secarse.

Me acerqué a él y le dije que qué le ocurría, que podía decírmelo si quería y que lo ayudaría.

depression ; sehoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora